Capítulo 3

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Ya hace dos semanas que conocí a Peter. Hablamos casi cada día por WhatsApp. Por supuesto que, al día siguiente de conocerlo, vi por fin a mi mejor amiga en el instituto diciéndome que se acostó muy tarde y se pasó el domingo durmiendo y que por eso no pudo venir a la barbacoa. Yo le dije que nunca me había hablado de sus primos mellizos y ella no le dio importancia, pero se alegró de ver lo bien que me llevo con Gala y del tonteo que llevamos Peter y yo.

Estas dos semanas han pasado sin muchas novedades, por suerte no he vuelto a ver a Rodrigo, que se ha ido de viaje unos días a Suiza, para hacer unas compras o eso escuché a mi hermano mientras desayunábamos en casa y le explicaba por teléfono a su amigo Hugo.

Durante estos días solo he hablado con Peter por teléfono y por WhatsApp, va muy liado con su trabajo y sus estudios, igual que yo con el instituto y la gimnasia, así que no hemos podido coincidir. Al principio de hablar la misma noche que nos conocimos y nos besamos fue bastante prudente, pero poco a poco nuestras conversaciones han ido subiendo de tono. Reconozco que me excita muchísimo, me encanta su físico y su manera de ser. Hace dos días me envío una foto semidesnudo en su baño y juro que al recibirla casi me da un infarto, sentí un calor recorriéndome todo mi cuerpo y me pidió que le enviaría yo una foto mía del mismo estilo. Nunca me había mandado fotos de esta manera con nadie y siempre me ha dado mucha vergüenza, pero después de dos semanas intensas hablando a todas horas y confiando en él no veía nada malo en enviársela, es más, sabía que si se la enviaba lo excitaría y eso era lo que más me apetecía conseguir, poner cachondo al chico que me gustaba así que cogí valor y me quité la ropa y me puse en tanga, frente a mi gran espejo del vestidor y allí teléfono en mano, le di al círculo rojo de la pantalla de mi iPhone, para que se hiciera una foto al espejo donde salía mi cuerpo desnudo en el reflejo. Cuando se la envié me hizo saber que le había encantado, me dijo que era Preciosa y que lo volvía loco, me encantó leer esas cosas. Decidimos vernos hoy y aquí estoy eligiendo que ponerme, en mi vestidor. Estoy bastante nerviosa porque es el primer día que voy a verlo después de enviarle mi foto desnuda. Me ha invitado a cenar a su casa y aunque parezca un tópico, para acostarnos ya le he dejado claro que soy virgen y que no voy acostarme con él o al menos no por ahora.

Al final me decanto por algo sencillo, me pongo un vestido de manga corta con la falda que me llega un poco encima de las rodillas. La falda es más bien de vuelo, así que solo la parte de arriba es ajustada, me pongo unos tacones bajos y salgo de mi habitación. Me despido de mis padres que están en el comedor y cojo un Uber que me lleva hasta su piso en el centro de la ciudad, pico por el telefonillo y me abre al momento. Es un primer piso, así que no cojo el ascensor, voy caminando por las escaleras y al llegar una puerta se abre y aparece Peter con un polo y unos tejanos. Nada más acercarme a él me besó en los labios y yo lo envuelvo entre mis brazos.

-Pasa, pasa- me dice invitándome a entrar después del beso que nos hemos dado.

-mmm huele muy bien! - le digo adentrándome en el interior.

No sé qué ha preparado para cenar, pero el olor hace que se me despierte el apetito al instante.

-He cocinado pasta fresca con trufa espero que te guste. - me dice con una amplia sonrisa.

- ¡Qué rico! Me encanta- le digo con simpatía y sinceridad. El piso no es muy grande, el comedor es con la cocina abierta y con una barra americana, hay preparada una mesa muy romántica para dos con velas y una bonita cubertería.

- ¿Nos sentamos? - dice cogiendo una silla por detrás para que me pueda sentar en ella.

Es tan caballero, que me asombra lo atento que es. Me siento en la silla, le doy las gracias mientras me tiro hacia delante y él se sienta enfrente de mí. De fondo hay un hilo de música ambiental, que está muy bien.

Nadie duele para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora