Seis

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-¡Suelta ese teléfono, Amy! Lo he visto... creo que ha entrado en la sala de profesores.- su cobrizo cabello se movía en todas direcciones gracias al eufórico estado en el que se encontraba mi amiga. Sus azules ojos estaban atentos y pendientes de todo a su alrededor- ¡Au! ¿Por qué me has golpeado?- se sobó el dorso de la mano y me reí de su molesta expresión.

-Deja de morderte las uñas, es asqueroso.- negué repetidas veces con la cabeza y la vi fulminarme con la mirada. Le enseñé mi lengua en forma de burla y ella me imitó.

-Oh, oh... no era.- relajó sus hombros y volvió la vista a su ensalada de pollo, dándose por vencida.

-Relájate. En algún momento tendrá que salir de allí y además... tenemos clase con él, hoy. Lo verás de todas maneras.- suspiré, tratando de animarla con mis palabras y lográndolo al ver la brillante sonrisa que se extendía en su rostro.

-Tienes razón.- se concentró nuevamente en su comida y mi teléfono, que se encontraba apoyado sobre la mesa que ocupábamos, comenzó a vibrar repetidas veces, anunciando así la entrada de nuevos mensajes, lo tomé en mis manos, deslizando la pantalla y realmente sonriendo a ver el contenido de ellos- ¡Oye! ¿Por qué tienes la sonrisa del maldito Grinch en tu cara...? ¡Amy!- comenzó a tironear de mi mano y logró quitarme el teléfono móvil de ella, haciéndome ganar un potente rubor. Su cara de desencajó al comenzar a leer y segundos después, una sonrisa pícara se deslizó por sus rosados labios- ¡Te lo tenías guardado, eh!

Le quité el aparato electrónico de sus manos, recibiendo un empujón juguetón en mi hombro y traté de inspirar un par de veces para no parecer un tomate, el repentino calor en mis mejillas no mejoraba nada y las miradas de interrogación que me dedicaba mi mejor amiga, solo empeoraban la situación.

-¿Quién es David y porqué te envía emojis? ¡Emojis, Amy!- elevó sus manos, dándole más énfasis a su punto y una sonrisita nerviosa se coló por entre mis labios- ¿No pensabas contarme?- hizo un mohín con sus labios, recordándome a la escena del Gato con botas en Shrek y exploté en una carcajada nerviosa, recibiendo a cambio un golpe en mi hombro- ¡Maldita mujer, ya suéltalo!

-Lo siento, Kei.- recargué mi mejilla sobre su hombro y la abracé, aun riéndome por la mueca disgustada que tenía en su semblante- En realidad... justo hoy te lo iba a contar.

-Ya veo.- rodó los ojos juguetona y se volteó sobre su lugar hacia mí, tomándome las manos y apretándolas- Cuéntame, te perdono por ser una malparida, pero cuéntame.

-Ese vocabulario.- negué con mi cabeza y reí- Está bien. Hace unas semanas me llegó una solicitud de amistad, la cual, ignoré... por un tiempo.

-¿Es de aquí?- pestañeó repetidas veces, interrogante.

-Para tu carro y déjame terminar.- asintió rápidamente como un niño y sonreí- Al principio lo ignoré, pero... después decidí que aceptarlo no sería malo. Estaba aburrida y bueno... él me habló.

-Repito. ¿Es de aquí?- murmuró por lo bajo, inspeccionándome con sus enormes ojos azules.

-No. En realidad no lo conozco.- entrecerré los ojos y me llevé ambas manos a mis oídos.

-¡Amy!- vociferó en un grito, haciéndome dar un brinco del susto y probablemente a todas las personas que se encontraban en la cafetería, incluso a la cocinera- ¡¿Cómo vas a hablar con alguien que no conoces?!

-Shh. Baja un poco la voz.- hice un ademán con mis manos para callarla, mirando hacia mi alrededor y descubriendo algunas miradas curiosas que ya estaban posadas sobre nosotras.

-¿Por lo menos es guapo?- dijo esta vez un poco más bajo y temblé, realmente lo hice, al saber cuál sería su próxima respuesta y de qué manera.

-No lo sé...- trágame tierra.

-Genial.- apenas susurró, asintiendo con una relajada sonrisa en su rostro. Tomó un par de inspiraciones y volvió a hablar- Definitivamente... ¡Estás loca! ¡Mira si es un loco psicópata que quiere matarte para repartir tus órganos en el Congo! ¡¡Amy!!

-No exageres.- la tomé del brazo para que volviera a sentarse en su lugar- Yo también te amo, pero si siques gritando de esa manera, me iré.

-Lo siento, creo que... he perdido un poco la cabeza.- se tocó la cien con sus finos dedos y me sonrió- Lo siento, A. Me preocupa que hables con un desconocido, ¿Y si se entera tu madre?

-No lo creo. No tiene el tiempo ni el interés suficiente para hacerlo.- me encogí de hombros, restándole importancia a su comentario y recuperé mi teléfono que había terminado en el suelo tras el forcejeo.


David Jones: Buenos días, Amy☺
David Jones: ¡Que tengas una espléndida mañana!✌☀
David Jones: Iré a correr con mis amigos🏃‍♂️ ¡Suerte en la Uni!


Sonreí por el optimismo que siempre tenía David y decidí contestarle, bajo la atenta mirada de mi compañera.


Amy: Buenos días, Dave.
Amy: Igual para ti. Suerte en tu día.☺


-¡Amy y David, están b-e-s-a-n...- tapé su boca con la palma de mi mano y sentí la saliva escurrirse por ella.

-¡Eres un asco!- alargué las vocales y ella estalló en sonoras carcajadas, alertando a todo mundo, como era lo habitual- Vayamos a clase, tonta.

-Seguro, gran chica.- me picó con su codo en una costilla mientras tirábamos la basura de nuestra comida y comenzábamos a caminar a nuestra aula- Oye, debo ir al baño. Adelántate, son solo dos minutos.

-Claro.- susurré, viéndola correr con sus enormes botas de tacón por el pasillo. Negué la cabeza por las ocurrencias de mi amiga y de repente sentí que mi cuerpo se impactaba contra algo o alguien- Lo siento.- me disculpé rápidamente.

-No hay porqué disculparse, muñeca.- susurró un muchacho rubio frente a mí, haciendo una pequeña reverencia y recordándome a mi hermano por su acción- Fue mi culpa.

Sonreí de lado y me agaché para poder tomar mi bolso que había aterrizado a unos metros de mí por el impacto, le sonreí y precedí a caminar.

-Mi nombre es Darren.- se apresuró a decir, elevando su mano en el aire como forma de saludo.

-Amy.- correspondí su saludo, imitando su gesto y sintiendo la calidez de su enorme y suave mano.

-¿Eres nueva aquí?- se apoyó en un pie y ladeó un poco su cabeza, interesado en mi respuesta.

-No...- solté un poco de aire y lo observé sonreír con sus perlados dientes- Estoy en el departamento de medicina.

-Arte.- suspiró, irguiéndose en su lugar sin dejar de sonreír nunca. Mis mejillas se calentaron por su mirada. El timbre para entrar a clases sonó y las personas que estaban en los pasillos, comenzaron a dirigirse a sus respectivas clases- Un gusto haberme topado contigo.- confesó.

-Lo mismo digo.- sonreí y me despedí con un nuevo saludo de manos, comenzando a caminar hacia mi próxima clase. Al llegar, busqué un asiento en el centro del aula junto a mi amiga y saqué mis libros, rápidamente recordé lo de hace un momento y reí sola.

-¿De qué te ríes?- indagó la cobriza.

Darren era un chico muy guapo, cabello rubio ceniza y era muy alto... estaba segura de que me sacaba más de una cabeza, tenía ojos celeste claro y no pude dejar de notar su tonificado cuerpo. Mordí mi labio apenada por las imágenes que se reproducían en mi cabeza y repentinamente pensé en David. ¿Cómo sería? Alto, bajo... flaco, castaño o quizás pelinegro.

-Nada, Kei.- le respondí a mi curiosa amiga y despejé mi cabeza de todos esos pensamientos, concentrándome en mi clase.

De todas maneras... quizás nunca lo sabría.

Walk in the sun.  [Danny Jones]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora