Al abrir los ojos, sentí un horrible dolor de cabeza azotarme. Mi cara se encontraba aplastada entre un libro de texto de Biología y mi lapicero negro, intenté despabilarme poniendo mi cuerpo en una mejor posición sobre la silla y comencé a sentir los brazos entumecidos y adoloridos, producto de la mala posición en la que me había quedado dormida. Me restregué los ojos con los dedos y traté de enfocar mi vista en el reloj despertador, el cual marcaba las seis con cuarenta y cinco minutos de la mañana.
-¡Ouch!, mi pobre espalda.- me quejé, al sentirla sonar de maneras imposibles cuando me estiré para lograr desperezarme.
Aflojé mis pies, retorciendo los dedos al sentir el frío del suelo sobre ellos y me encaminé hacia la puerta del baño y, una vez que entré en el, casi doy un brinco del espanto que me causó mi propio reflejo. Cabello enmarañado, ojos hinchados y labios resecos, me daban un verdadero aspecto a muerto en vida. Dios, menuda cara de zombie. Sh, no empieces. Enjuagué mi cara con agua fría y procedí a quitarme el mal sabor de la boca, lavándome los dientes.
-¿Y ahora qué haré contigo?- tiré de un mechón de mi cabello y distinguí que ya casi estaba pasándome la cintura. Rápate.
Viré los ojos divertida ante mis pensamientos y, con un cepillo en mi mano, caminé hasta mi escritorio para preparar los libros que utilizaría a lo largo del día. Encendí mi vieja laptop y guardé los lapiceros y plumones que tenía tirados por allí. Al tener todas mis cosas alistadas, entré en el buscador y rápidamente me deslicé por Twitter.
"@mcflyharry #glassesguys"
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Reí de inmediato al ver la belleza de mis muchachos, admiré sus felices rostros y como vi que había publicado esa fotografía hacía solo unos segundos, me dispuse a escribirle. Como siempre lo haces, Amy. Ajá.
"@itsmcflyers @mcflyharry ¡Son todo un sueño y por eso es que los amo! #McflyInLondon"
Se lo envié rápidamente y entré en Facebook para poder pasar el tiempo más rápido y no es que estuviese buscando a alguien, pst. Claro que no. Al transcurrir varios minutos, opté por prepararme algo caliente para beber ya que tenía mi primera clase a las ocho. Salí de mi cuarto y bajé las escaleras aún descalza, y con mis pies enfundados en solo un par de calcetines.
-Buen día.- susurró mi madre, haciéndome dar un pequeño brinco del susto en la punta de la escalera. Ella se percató de ello y alzó una de sus finas cejas a modo de pregunta.
-Lo siento... iba distraída.- sonreí apretando un poco mis labios en una línea y la observé parada allí, expectante- Buenos días.
-Hice café.- bajó la vista a su bolso anaranjado, guardando dentro de el su teléfono móvil y su libreta roja- Debe estar caliente aún.- elevó sus ojos nuevamente a mí y agradecí, realmente lo hice, el no estar temblando- Suerte.- fue lo último que susurró antes de voltearse y caminar hasta la puerta de salida para así desaparecer tras ella.