19.- THE TRACER & THE ROCKETMAN

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Esa noche todo iba a terminar, sabía que estaba a punto de enfrentarme al reto más grande de mi vida. Todo me llevaba a este momento, parecía una jugada del destino, tener que enfrentarme a Jacknife otra vez y detenerlo de una vez por todas, pero ahora sola. Además de sobreponerme a esta amenaza debía enfrentarme a mí misma, a mis demonios, a mis miedos, perdonarme por lo que había pasado y aceptar que ahora esto es lo que era, debía dejar de aferrarme al pasado. No habían aliados, no había Overwatch, no había ejército, solo yo. Sabia que después de esa noche no volvería a ser la misma, me daba un mal presagio. Mientras el sol se ocultaba, el cielo se nublo y una lluvia torrencial cayó sobre las calles de Londres.

Regrese a la ciudad pasadas las 6 de la tarde, la oscuridad de la noche era inminente y las luces comenzaron a iluminar las calles, sin embargo, se sentía que algo no andaba bien. Había poco tráfico y gente caminando, las tiendas y los negocios cerraban lentamente, manifestantes armaban disturbios y se reflejaba el temor. Resulto ser que se había corrido el rumor de que la ciudad podría ser evacuada esa misma noche y al parecer eso estaba provocando cierta incertidumbre mediática. Londres no estaba preparada para otra invasión, o al menos eso creía la gente que estaba por suceder. Lo peor es que no se trataba de una invasión, sino de un ataque a gran escala que iba a terminar con la ruptura de nuestra realidad. Jacknife tenía el reactor de mi acelerador y con ella podría tener el control del espacio-tiempo en sus manos, no había tiempo que perder.

Traté de llegar lo más rápido que pude a King's Row, pero lo que me encontré ahí fue un escenario atroz. Las calles estaban abandonadas, pero había un rastro de muerte y destrucción, demasiado similar al que había visto en el sueño que tuve la noche que me enfrenté a Razor. Con la diferencia de que no estaba vestida de negro y no estaban muertos mis amigos de Overwatch, pero si estaba todo el escuadrón de fuerzas armadas destrozados, sus cadáveres cubrían la calle, cubiertos de sangre provenientes de sus extremidades mutiladas, cadáveres colgados de los postes de luz, camiones blindados en llamas, motocicletas destruidas y coches de policía estrellados en los edificios. El olor a muerte era infernal, el pánico me invadió, creía lo peor, había presagiado este momento y se estaba volviendo realidad, pero no debía perder la compostura.

Busque desesperadamente algún rastro de Emily, rezaba porque ninguno de esos cuerpos fuera el de ella, si la perdía, no podría soportarlo. Mientras más me adentraba en ese mar de muerte, las truculentas imágenes de los restos del escuadrón se quedaban más en mi cabeza, era una masacre. Los NS se volvían cada vez más sádicos, pelean por una supuesta libertad, pero la realidad, es que ya ni siquiera eran humanos, perdieron totalmente el sentido de la empatía y el valor por la vida humana por su obsesión de una vida perfecta que nunca va a existir. Entre los cadáveres noté que algunos portaban las armaduras y atuendos de los Stalkers, se habían masacrado entre todos.

Al llegar a una de las tiendas de ropa que había por ahí, una de las vidrieras estaba completamente destrozada con todo y parte de la fachada, como si una enorme roca la hubiera golpeado de lleno. Salte dentro y ahí se encontraba Ryback, muerto. Su armadura estaba rota, su cuerpo repleto de profundos cortes junto una enorme lanza atravesada de forma inclinada desde su hombro izquierdo hasta las costillas. Había sido un ataque directo y brutal. Me preguntaba quien había sido capaz de haberle dado semejante final, hasta que un gemido capto mi atención, quedaba alguien vivo detrás del mostrador de la tienda y lo que encontré ahí fue algo que me provocaría un recuerdo que sigue persiguiéndome hasta la actualidad.

—OOOHHH! DIOS MIO, ALLY!!!—. Era Allister, estaba agonizando y al borde de la muerte. Me puse a su lado rápidamente, intenté auxiliarlo, pero era demasiado tarde, lo habían lastimado bastante, cualquiera hubiera muerto, pero él se aferraba a la vida. Llevaba su traje de combate, pero el camuflaje óptico había sido destrozado por completo, tanto que el color de su traje se tornó gris. Le habían amputado la pierna derecha, los tendones de la carne de su pierna seguían sujetando parte de su pie cercenado, sangraba por todos lados y había perdido el ojo izquierdo también. Estaba en shock, asustada. La desesperación aumentaba a cada segundo, quería salvarlo como sea, pero no sabía cómo.

Live and Let Die: Una Historia de OverwatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora