20.- Tuya, Para Siempre

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Después de nuestra noche juntas, creí que por fin habíamos dejado claro nuestros sentimientos la una por la otra, pero solo yo pensaba así. No podía evitarlo, estaba clavadísima de ella.

En los días posteriores, Emily se siguió comportando de forma extraña, como si estuviera confundida o como si no me tomara en serio. Claro, nos volvimos más cercanas, pero no nos atrevíamos a formalizar nada aún. Nos llevábamos mejor, ya comíamos juntas, compartíamos música, veíamos películas, fuimos un par de veces más al Heaven and Hell y en las noches no parábamos de hacerlo como un par de ninfómanas. Pero siempre que intentaba hablar de cómo me sentía y lo que quería hacer, ella me ignoraba o buscaba la manera de rechazar el tema. Las primeras veces no le di importancia, pero conforme más avanzaban los días me empezó a molestar de sobremanera. Llegue a pensar por un tiempo que quizás Emily no me amaba como yo a ella, tal vez para ella no era más que una amante, una aventura para las vacaciones de invierno que iba a terminar cuando ambas tuviéramos que volver a la cotidianidad.

Le había entregado mi corazón y mi cuerpo, y ella lo estaba rechazando por la banalidad de una relación fugaz, por la fantasía de acostarse con un superhéroe como si de una travesura de colegiala se tratará. Me estaba llevando una enorme decepción, pensaba que Emily tal vez no era la persona que esperaba después de todo, quizás la había idealizado demasiado como esta mujer segura, disciplinada e inteligente, pero al vivir con ella me encontré con la siempre dura bofetada de la realidad de que no era más que otra chica que solo quería divertirse con la primera que le hablara bonito. La amaba tanto, pero no dejaba de tener sentimientos difusos cada vez que la veía.

Las vacaciones se habían acabado y debía volver a Suiza para continuar con el rastro de Talon. Preparé mi equipaje y le dije a Emily que debía marcharme. Cuando estaba por salir, ella se encontraba frente a la puerta, esperando.

—No te preocupes, dejo algunas de mis cosas aquí. Te transferiré mi parte de la renta cada inicio de mes—. Eso fue lo único que le quería decir.

—Lena, Yo...—. Intento tomar mi mano, pero yo la quite de en medio. Sostuve mi maleta con ambas manos.

—Te aviso cuando vuelva...—. Y así sin más, abrí la puerta y me fui sin mirar atrás. Estaba furiosa pero triste también, por mucho que intente enamorar a Emily, ella simplemente no me quería en su vida, quizás debía aceptarlo y superarlo lo antes posible.

Como sea, intente que eso no me perjudicara en mi trabajo. Mis labores me permitían tener distraída la mente y no pensar en ella. Reprimí mis sentimientos y cualquier cosa relacionada con mi vida personal para enfocarme en lo que realmente era importante: Capturar a Doomfist y acabar con Talon.

Un par de meses después, las pistas nos llevaron a La Habana, Cuba. El consejero de Talon: Maximilien, se encontraba ahí negociando con los carteles criminales de la isla. Así fue como la operación "Tormenta Inminente" se llevó a cabo. Donde Winston, Genji, la Dra. Ziegler y yo, comandados por la Capitana Chase, lo interceptaríamos en su escolta mientras se trasladaba de vuelta a su Helipuerto privado.

Ciertamente el tipo era escurridizo, después acabar con su escolta y de que su coche se estrellará contra un taller mecánico que había por ahí, intento fugarse a través de las calles hasta llegar al Helipuerto a pie, afortunadamente lo atrapamos antes de que pudiera escapar. Logramos negociar un acuerdo en él en el que nos decía donde encontrar a Doomfist a cambio de la sentencia mínima. Y de una manera algo fácil, soltó la información.

Akande Ogundimu, conocido como Doomfist. Era el hijo de una multimillonaria familia dueña de una compañía prostética de alta tecnología de Nigeria. Desde temprana edad Ogundimu aprendió muchos estilos de combate que lo volvieron lentamente en un guerrero altamente efectivo. Se perfilaba para tener una carrera exitosa en la lucha profesional hasta que la Crisis Omnica le arrebato su brazo derecho, aunque pudieron restaurarle el brazo con una prótesis de la compañía de su familia, su carrera se había truncado para siempre. Sin rumbo, ni propósito, un hombre le propondría unirse a las filas de su organización: Akinjide Adeyemi, el Doomfist original y el líder de Talon.

Live and Let Die: Una Historia de OverwatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora