Negro

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Lucerys

Nada se siente mejor que la reconfortante sensación de levantarse de su cama e ir a entrenar al patio, el entrenamiento en desembarco es diferente de lo que solía ser en Rocadragón y aún más diferente de lo que se acostumbraba en el mar. Desembarco es más tranquilo que cualquiera de los otros dos lugares, se siente una paz y sus pies son más firmes de lo que son en un barco sobre el agua y la arena de su antigua casa.

No vacilo nunca cuando subió por primera vez a un barco, sus abuelos habían estado presionando para que finalmente comenzara su entrenamiento como señor de las mareas. No estuvo feliz al aceptar la propuesta, pero lo hizo, aunque para sus adentros siempre consideraba lo inadecuado que era para él estar sobre un barco Velaryon cuando no pasaba desapercibida su verdadera naturaleza.

No se sentía adecuado para ser guiado por la serpiente marina como futuro señor de Driftmark. No cuando todo el tiempo estaba añorando volver a pisar tierra firme. Con el tiempo el mar se volvió un buen amigo, era cierto que este era impredecible y no estaba sujeto a ninguna orden del hombre, funcionaba libre.

Aprendió a apreciar la soledad que le permitía encontrarse con sus pensamientos, reflexionar sobre su vida, reflexionar sobre todo lo que salió mal y lo condujo hasta ese lugar, en el que sin importar hacia donde mirara se encontraba con la relativa tranquilidad de las olas del mar.

El sol esta sobre el cielo en todo su esplendor, su cuerpo esta sudoroso y su pecho se levanta con cada respiración, entonces se percata que uno de los sirvientes de Daemon está observando de cerca, pero sin acercarse. Con un golpe desarma al beta con quien estaba entrenando y le hace una seña, ha entrenado lo suficiente por hoy. El hombre hace una reverencia y se aleja.

Le hace un seña al sirviente para que acerque hasta donde esta, el mozo omega se acerca con cautela, tiene una sonrisa en sus labios y le dedica una reverencia antes de anunciar el motivo por el cual se encuentra aquí. El joven le entrega un trozo de papel. Lucerys reconoce las líneas burdas y descuidadas que forman la letra de Daemon.

El alfa lo está invitando a compartir sus alimentos para romper el ayuno, no hay mención de su madre o de su hermano también acompañándolo. No le resulta sorpresiva la invitación de su padre. Lucerys ha hecho muchas cosas que han molestado alfa, en especial el día de ayer cuando estuvieron en la calle de la seda buscando a Aegon. No puede adivinar que de todo lo hecho fue lo que molesto al alfa, pero con certeza Daemon se lo hará saber.

Despide al sirviente con un gesto, le regresa el papel y confirma que acompañara al consorte en breve.

El camino hacia su habitación es largo, su habitación esta más alejada que la de su familia en el segundo piso cerca de la habitación en la que Aemond duerme, no quiere tentar al destino ni que Aemond lo señale de estarlo persiguiendo, pero Lucerys siente tranquilidad de saber que Aemond esta tan cerca de él que puede acudir en caso de que lo necesite. Dirige la mirada a la habitación de Aemond, pero el omega ni siquiera está en la habitación porque está acompañando a Aegon.

Aemond estará enojado cuando vuelvan a reunirse, lo sabe porque ayer mientras regresaban al castillo discutieron. Después de encontrar a Aegon, él pidió poder escapar y Aemond lo miro en busca de una respuesta que dar. Pero Lucerys no podía hacer eso, Aegon era el esposo de Jacaerys. Y bien, le daba la razón en que Jace estaba actuando como un idiota, pero no iba a traicionar a su hermano.

Su Omega amaba a su familia, cualquier lealtad que tuviera iría siempre hacia ellos. Ellos eran su prioridad. Tal vez ese era el problema de todo lo malo que ocurrió con él.

Lucerys amaba a su familia nadie con un grado de inteligencia pondría en duda eso, Aemond lo hizo y se molestó cuando no obtuvo su apoyo para Aegon. Alfa lo defendió de su padre, se paró a su espalda y lo cubrió de cualquier ataque yendo contra su propio padre. Su lealtad estaba con él. Pero Aemond quería que su lealtad se extendiera a toda su familia. Aún tenía que pedir disculpas a la reina, por haber señalado lo peligroso que era que Aemond se encargará de traer de regreso a un Omega en su calor.

Omega Meum (lucemond, jacaegon, daeffrey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora