Omega Meum (lucemond, jacaegon, daeffrey)

Vinculo

Sus dedos recorren la piel pálida de Aegon, se siente inusualmente fría, sabe que algo esta mal y no necesita haber ganado ninguna cadena de maestre para reconocerlo, pero la verdad es que ahora se daba cuenta que su conocimiento en el mundo era poco, jamás creyó ver a alguien apartarse de los brazos del extraño, sin embargo, tampoco creía en los mitos sobre los destinados y ahora está aquí con un dolor en su pecho que apenas y era controlado por las hierbas que la bruja de Harrenhal le dio.

Aegon se levanto con un grito ensordecedor que hizo que su piel se erizara y lo golpeó con tanta fuerza que apenas podía contenerlo en sus brazos para evitar que se lastimara aún más. La imagen había sido aterradora de ver porque Aegon no paraba de gritar como un jabalí herido mientras que la sangre seguía corriendo por algunas de sus heridas, incluso de su mordida que ya debía haber estado sana para ese momento. Sus ojos violetas estaban inyectados de sangre y abiertos ampliamente luciendo asustado.

El dolor en su pecho se detuvo de manera inmediata luego de que Aegon volviera a exhalar aire por primera vez, es lo único que le dio la fuerza para poder sostenerlo, de no ser por eso se habría desvanecido a un costado de él.

Jacaerys paso saliva con dificultad, preguntándose si lo que había hecho era lo correcto, cuestionándose si es que había válido la pena hacer un sacrificio cuando este solo estaba prolongando el dolor de Aegon. Fue egoísta con su deseo de negarse a dejarlo morir. Tal vez había encontrado la paz dentro de eso y al ser arrastrado de nuevo su mente se perdió.

"Soy yo" exclamo en un intento para que Aegon detuviera su lucha, sin embargo, eso solo empeoro la situación y la lucha se hizo imposible. La bruja había tenido que intervenir y coloco una mano sobre la frente de Aegon, fueron necesarios unos segundos para que la lucha cesara y finalmente Aegon se desvaneciera en sus brazos, cayendo en sus brazos como si fuese un muñeco. Jacaerys lo coloco sobre la cama y la bruja empezó a curar las heridas que creyó que habían sanado, arrastrando palabras que no alcanzaba a comprender.

No importa cuanto haga la bruja, Aegon continúa estando frio, de no ser porque puede ver su pecho levantarse con dificultad aseguraría que continuaba muerto. No había sacrificado tanto para obtener eso, se negaba a que ese fuera el destino que esperaba a partir de ahora.

— Este helado, pediré que traigan más leña para calentar la habitación— dice a la mujer antes de hacer el amago de levantarse de la cama. La bruja alza su mano y niega en un lento movimiento con uno de sus dedos.

— Estamos sudando, príncipe. No habrá fuego que pueda calentarlo en este momento— dice ella con tranquilidad volviéndose hacia Aegon y peinado su cabello hacia atrás, justo limpiando una herida que esta sobre su frente.

Jacaerys frunce el ceño y avanza hacia la mujer quien se vuelve al verlo acercarse, no retrocede ante su apuro. Ella es mayor que él, sin embargo, se percata que la mujer no retrocedería ni siquiera, aunque Jacaerys la superara.

— Esta frio— dice señalando con un dedo a Aegon y volviéndose hacia la mujer con enojo. Tiene que llevarse una mano al pecho por el dolor punzante que aparece al moverse bruscamente cuando sujeta el brazo de la alfa para forzarla a girarse para ver a Aegon. — Quiero respuestas. Esto no es lo que quiero. Esto no es lo que quería cuando acepte.

Alys se deshace de su agarre con tranquilidad como si no estuviera clavando sus dedos sobre su brazo.

— Has pagado una vida que estaba perdida— responde Alys, su expresión gélida se convierte en una sonrisa minúscula. — Arrancar a alguien de los brazos del extraño nunca es una tarea sencilla, caminando ese largo sendero no se sabe que es lo que encuentran. Nunca lo he hecho, pero a quienes he ayudado dicen que no pueden recordar que es lo que vieron, pero todos tienen esa expresión de ausencia en su rostro, algunas veces incluso el temor que helaría la sangre de cualquiera.