La maldad de la bestia

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El brillo solar cayo en el rostro del Inu que sentía su cuerpo recuperado y que su sangre youkai habia dado el toque final a la curación que la miko habia proporcionado. Despertó despacio sin querer despertar a la humana que dormía cerca de él.

—Así que ella es quien nos salvo —hablo la bestia de él— si que es una bella mujer.

—No puedo negar que lo sea, y gracias a ella seguimos con vida —respondió observando como dormía Kagome.

—¿Cuál será su recompensa? —pregunto curioso la bestia.

—Quizás darle las tierras que están al Este de mis territorios —dijo pensativo recordando a Izayoi y a su hijo— la despertare para irnos en busca de Izayoi.

—¡Por culpa de esa maldita humana casi hemos muerto!, olvídate de ellos —dijo la bestia enojada— y el mejor regalo que podemos darle a ella es un hijo tuyo.

—¿Escuchas lo que dices?, ¿cómo piensas que haría eso?, ¡te has vuelto loco! —exploto su enojo—, yo voy a ir por mi hijo e Izayoi.

—No tus no iras, tu harás lo que yo te digo porque sabes bien que lo que digo se hace —dijo con seguridad mientras tomaba el control del Inu.

—No puedes hacerle esto a la humana— dijo en sus últimos momentos de control— no le pagues bien con mal.

Toga no podía creer que de nuevo aquella bestia estaba haciendo lo que le plazca, se enojó, pero nada podía hacer, solo temía por la humana a quien no pudo advertir nada.

Kagome se hallaba de lo más placida descansando, ajena de lo que estaba a punto de ocurrirle. La bestia de toga se echó sobre ella, mientras que con una mano sujeto las manos de la miko, quien asustada por el peso que sentía y mas aun que alguien la sujetaba despertó y vio aquellos ojos ámbar llenos de lujuria.

—¡Suélteme! ¡suélteme! —grito, forcejeando con toda la fuerza que tenía— déjame ir, así pagas como tu cure.

—Bien sabes que tu me has curado solo porque te gusto, nadie se resiste al Gran Toga, todas las humanas desean ser tomadas por mi —respondía la bestia— pero solo a ti te daré el honor de tener un hijo mío.

—No quiero un hijo tuyo, es mas no quiero nada de ti —contesto alarmado la miko y sintiendo un poco de su poder, le lanzo una descarga apartándolo al menos un metro de ella.

En ese momento se levanto como pudo para empezar a correr, pero detrás de ella iba Toga. La descarga que le habia dado no fue como esperaba, su poder aun no volvía como ella esperaba. Y no paso mucho para que toga ahora dominado por su bestia la atrapara, pero ella con una flecha en mano se lo clavo en el brazo izquierdo provocando que el Inu la soltara. Lo malo fue que luego de dar unos pasos se tropezó con una piedra y cayo sobre la herida del día anterior provocando más dolor.

Dicho momento fue aprovechado por esta bestia que sin compasión algún sujeto a Kagome por el cuello.

—¡Ya déjate de juegos! —en eso se acerco al cuello de la miko y absorbió su aroma— veo que tu celo a empezado, vez que hasta tu mismo cuerpo dicta que has venido por un hijo.

—¡suéltame!, yo solo quería curarte por un bien mayor y no por un hijo, déjame ir Toga —grito apenas a falta de aire.

—No miko hoy serás mía, y vendrás a mi cada vez que te llame —acto seguido soltó a Kagome que tosía.

Solo que esto no le importo porque empezó a romperle la ropa mientras la tumbaba sobre el pasto. Es mas se quito la flecha del brazo.

Y lamentablemente la miko sin poder alguno y solo batallar para librarse no fue lo suficiente porque el luego de manosear aquel cuerpo y viendo que las protestas de ella no cesaban enterró una de sus garras en su abdomen, haciendo que la miko cesara de moverse.

—¡Maldito youkai, juro que pagaras! —le grito mientras miraba con odio a aquellos ojos ámbar— ¡Lo juro! —repitió, pero en ese momento sintió un dolor indescriptible.

Kagome emitió un grito muy fuerte que las aves que por ahí estaban volaron. Ella en medio de su dolor arranco el pasto y muchos gritos siguieron, aquella bestia la embestía sin piedad. Esa maldita bestia habia despojado lo más valioso que una mujer podía tener.

—Me pagaron bien con mal, ¿por qué kamis dejaron que esto me suceda?, ¿es un castigo acaso? —preguntaba viendo el cielo, sintiendo las embestidas de aquel ser— ayuda por favor —imploro a los cielos.

El rostro de Kagome estaba bañado por las lágrimas que en ningún momento dejaron de salir. Solo deseaba que aquello acabara, pero al parecer Toga disfrutaba, sin embargo, Kagome no sabía que la bestia del Inu era quien habia hecho todo aquello sin el permiso de este.

Y este acto cruel acabo después de unas horas, la bestia habia quedado satisfecha y algo cansada porque se habia tumbado cerca de ella para tomar una siesta.

Ya para este momento Kagome solo esperaba que durmiera y en su mente confusa sabia que huir era la única forma de salvarse.

Así que lentamente se levanto y mas fue por el dolor que le aquejaba. Acto seguido dio un primer paso y sintió que por sus piernas le recorrió un liquido blanco mezclado con su sangre, se sintió asqueada y de nuevo dio otro paso que le causo un fuerte dolor que casi le hacen gritar pero que acallo con su mano.

—¡Maldición no puedo!, cada paso que doy es como si sintiera un cuchillo cortarme —se dijo mientras observaba que aquel youkai no se despertara— aun así, no puedo quedarme, debo marcharme antes que vuelva a tomarme.

Con la poca fuerza que tuvo se fue alejando del lugar, su ropa ya no le cubría para nada, estaba desnuda y llena de raspones, lo peor era su zona intima que goteaba algo de sangre. Aun así, consiguió una rama fuerte que le sirvió de bastón. Agradeció que ningún ser estuviera por ahí y al cabo de una hora estaba frente al pozo.

Mientras tanto Inu no Taisho despertaba, su bestia aún seguía dormida. Y observando su entorno vio la sangre de la humana y que de ella no habia rastro, y justo en ese momento sintió la sangre de ella en el viento.

Toga sabia que la miko estaba en peligro y a paso rápido la busco.

—Debo de explicarle que no he sido yo quien le hizo este daño, debo hacerlo —pensaba mientras corría buscando a la humana— todo por culpa de mi maldita bestia.

—Ella ahora es nuestra y no podrá escapar de nosotros —hablo aquel desgraciado— no hay lugar en el mundo que la pueda ocultar.

—Es mejor que te cayes o sino te sellare para siempre —amenazo Toga, decidido.

—Hazlo y veremos como enfrentas tus batallas, porque sin mi no eres nadie —dijo triunfante, mientras se acomodaba para de nuevo dormir.

En ese momento toga pudo ver a la miko que estaba tratando de subir al pozo.

—¡Oh no!, ¡no lo hagas! —grito toga desesperado al pensar que ella quería suicidarse— detente, todo esto tiene una explicación.

Por su parte el corazón de Kagome acelero sus latidos y sintió pavor. Y este miedo hizo que ella se apurara en subir.

—Por favor kamis, tengan piedad de mí y llévenme a mi tiempo, por favor rogo —y mirando el pozo y confiando en que dejaría aquel tiempo salto.

continuara...

(comenten para actualizar pronto)

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