Traumas

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100 años después.

Kagome Higurashi pudo atravesar el tiempo exactamente un siglo, hacia adelante. Sin embargo, aquella realidad no era la suya. Aterrizo en el duro suelo de aquel pozo provocándose un nuevo dolor, pero aun así no quería abrir los ojos por el momento.

—Atravesé el tiempo, estoy segura que estoy en casa —se dijo aun con los ojos cerrados porque temía llevarse una gran desilusión.

De esto pasaron algunos minutos. Ella se encontraba sentada y muy adolorida sin embargo abrió lentamente los ojos, vio borroso pero la claridad que irradiaba el lugar rompió su ilusión.

—No —dijo muy decepcionada sintiendo un nudo en el corazón, sin querer aceptar la realidad—. ¡No lo creo!, ¡¿Por qué?! —grito tan fuerte y acto seguido golpeaba el suelo sin importarle el daño que se hacía.

Kagome miraba el cielo en medio de su dolor y más aún como su corazón se acongojaba y en eso grito y maldijo. Su alma se hallaba rota.

—Así como me han hecho este daño —hablo tocándose el abdomen herido—, yo lo devolveré, me harte de ser la tonta que siempre es buena y que tolera, no más —dijo aun mirando aquellos cielos.

Tal escena desgarraría a quien la conociera, pero nadie habia en aquel tiempo que podría darle auxilio y consuelo, pero en ese momento alguien muy temido para ella apareció. Este ser fue rápidamente observado por la miko.

—¡Aléjate! —grito al intruso que habia entrado y que la examinaba con aquella mirada indescifrable— ¡No te acerques que no respondo! —volvió a gritar, pero no logrando que se fuera.

—Humana, no pretendo dañarte —dijo con voz seria sin mostrar emociones—. Solo responde ¿cómo te atreviste a meterte con mi padre?

En ese momento Kagome respiraba rápidamente porque aquella pregunta fue un gran insulto y sin control alguno soltó su reiki.

—¡Quiero que te largues!, ¡youkai asqueroso!, ¡vete! —gritaba haciéndole sentir su poder que salía y que estaba volviendo.

Sesshomaru razono que la pregunta correcta es como su padre se atrevió a hacerle daño a la miko.

—¡Humana no me involucres en los actos de otros! —respondió alzando la voz ante el grito e insulto, pero se quitó el haori para dárselo, como un acto de compasión.

Kagome vio esa acción y tuvo miedo y tapándose como pudo los senos, con una mano lanzo una descarga de reiki, haciendo que el youkai saliera de ahí.

Desde arriba del pozo Sesshomaru la miro y dejo caer el haori y sabía que no podía dejarla ahí.

—No pretendo hacerte daño, ni nada indebido —hablo mientras veía a Kagome abrazarse así misma— solo quiero ayudarte.

—¡Te dije que te fueras!, ¡los Taisho son una escoria y los maldigo! —grito Kagome llena de odio y al a vez que lagrimas bañaban su rostro. Y no tomo para nada aquella prenda.

El frio youkai viendo que no habia forma en que pueda ayudarla tuvo una idea, y esperaba que funcionara. Cerca de ahí estaba su fiel sirviente.

—¡Jaken! —llamo y vio que este corría a su llamado.

—Ordene mi amo —respondió rápidamente, pero vio algo que le dio curiosidad— pero antes dígame ¿porque no tiene su haori?

—Ver por Sango y dile que traiga ropa para una humana que parece de su talla. Que sea rápido —dicto sin responder la duda del kappa.

—¿Ropa para humana? —cuestiono viéndolo sin comprender.

—Hazlo pronto, ya luego sabrás por qué —fue lo poco que podía decir.

Bien por MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora