UN DESTINO INEVITABLE

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Capitulo 10 Final

PALACIO DEL OESTE

Inu No Taisho ya vestido con su armadura ante la vista de todos salía en busca de su hijo y la humana. 

La razón ya no habitaba en él y solo quería lo que supuestamente era suyo y ahora aquella bestia que habia ganado la batalla se habia liberado por completo. Lo habia convencido de doblegar a su hijo y así obtener a la humana.

Los siervos lo veían con temor a su Lord que simplemente se habia cegado y el futuro de la Casa del Oeste dependía de la batalla próxima que se daría y todo por aquella humana.

Aunque cabe decir que no todos los youkais de aquel lugar la detestaban, porque desde su acción de enfrentar a su Lord porque los libere habia cambiado en algo sus mentes tan estrechas. Ellos ahora deseaban que se el príncipe heredero Sesshomaru quien ascienda como nuevo líder y que Toga o bien muera o pase a vivir lejos de ellos.

—¿Ya vistes como te ven esos insignificantes? —dijo la bestia loca estirándose de tan largo encierro—. Te menosprecian por la falta de respeto de tu hijo.

Inu No Taisho sentía que la sangre le hervía y más al recordar de como su hijo habia cortado los lazos con él. No entendía como Sesshomaru pueda tomar a la mujer que el habia poseído, era imposible creerlo. Debería ser algo prohibido para su hijo hacerlo.

—Hoy dejaremos en claro que me debe obediencia sea por las buenas o por las malas —respondió con tono enojado y si las miradas mataran el de Toga lo haría.

—No te preocupes que hoy aprenderá una lección. Hoy su bestia aprenderá a no desear lo que no le pertenece —respondía aquella repugnante bestia que se relamía los labios.

De esta manera iniciaba su ida al palacio de su hijo. No se preocupaba en lo más mínimo por el hanyou y menos disculparse del trato que dio a Izayoi a quien hasta hace poco más de un mes amaba o dijo hacerlo.

Palacio de Sesshomaru

Habían transcurrido algunas horas y Kagome no se habia separado del lado de Sango. El clima de la tarde parecía contrastar con el estado de ánimo de la miko, porque amenazaba con una próxima tormenta, todo empezaba a oscurecerse.

Kagome se hallaba velando el descanso de su amiga, en espera que pronto al fin despierte. Mientras lo hacía se habia puesto a pensar en todo lo que habia ocurrido en ese tiempo y de cómo iba haciendo aún más sacrificios, entre ellos el vivir en un palacio cerca del ser que le causo el más grande mal pensado.

—El perdón no existe para alguien como él —se dijo viendo a su inconsciente amiga— me equivoque al pensar que todo sería mejor si él hubiera seguido con vida. Entendí que el suponer es un error, gané más daño para mí que beneficios para el hanyou, el siguió siendo el mismo —dijo defraudada—. Inuyasha continúo siendo el inmaduro de siempre y peor. Y referente a mi recibí un daño que no le deseo a nadie.

En eso lloro por todo lo que habia pasado, su corazón latía rápido y cubrió su boca para no ser escuchada, fue la primera vez que podía soltar su dolor como se debía. Todos los eventos habían forzado a controlarse y durante su embarazo debía no tener emociones fuertes, pero ahora ya no habia nada. Sus sollozos venían con fuerza, su corazón dolía como nadie imaginaba. Cualquier ser mortal no hubiera resistido, pero ella había dado batalla aun en las horas más oscuras. Sesshomaru habia dado su apoyo y protección y eso nunca lo olvidaría.

Desde el otro lado de la puerta el gran Daiyoukai la oía, sentía que sus propias garras se enterraban en su mano por la colera que sentía por su padre. Sesshomaru quería entrar, pero no podía, sabía que Kagome debía sacar todo aquello, para luego poder seguir con su vida. Entendía y respetaba, claramente ella no quería que la viera así por eso habia ahogado sus sollozos.

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