Capitulo 18. Almuerzo

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Alekei cayó al suelo rendido y jodidamente exhausto, madrugó solo para estar toda la puta mañana entrenando con el trío de dioses que parecía disfrutar de su sufrimiento.

La diosa de los animales, Beadyr, y Arfen estaban planeando intervenir en el nacimiento de una placa que afecte a la familia de Alekei, si podían enfermar al padre biológico del hada y de paso a su legión, vencerlo sería mucho más sencillo.

No era trampa, era una ayudita.

- Al menos estás mucho mejor, para ser un mhór tienes bastante control sobre tu magia - Para Ren los mhór eran bastante despreciables, sacaron lo peor de sus antepasados.

Eran extremadamente fuertes y obsesionados con la descendencia como los licántropos, pero astutos y oportunistas como las hadas ancestrales.

Eran de las razas más peligrosas que se habían creado, pero eso también era beneficioso para ellos.

- Voy a intentar no tomar eso como un insulto - El moreno se incorporó para limpiarse el sudor y la tierra - ¿Que tal estamos de tiempo? - Se estaba impacientando cada vez más, había sentido el olor de Dimitri demasiado cerca y si ese tipo estaba ahí su padre lo iba a seguir.

- Más o menos, ahora que estamos reprimiendo más a la bestia vamos a poder sacarla fácilmente, solo necesitamos que vuelvas a hacerlo con la bruja para hacer el ritual de una vez - Ledin también estaba cansado, entrenar con un semidios prácticamente no era facil la estaba pasando bastante como la mierda.

- En resumen, una cojida más y esa cosa hecha por la perra mayor se va - Alekei odiaba a Ulvirne mil veces más de lo que odiaba a su padre y odiaba lo estúpido que fue el hijo de perra de Sgok también.

Pero a pesar de toda la rabia y frustración que sentía en su interior recordó que todo eso fue para que él y Eclipsa pudieran estar juntos, para que ellos puedan ser felices al final, al menos después de toda esa mierda él podría vivir junto a Eclipsa para siempre, podrían formar una familia y envejecer juntos.

Aunque le hacía mal pensar en envejecer, le recordaba que ambos iban a morir algún día y cuando llegue ese día él volvería a ser un Dios y ella ya no existiría en ningún lugar fuera de su corazón y su memoria.

Y eso rompía lentamente sus sueños.

•🌑🌒🌓🌔🌕🌖🌗🌘🌑•

Eclipsa estaba distraída, su mirada estaba fija en la mezcla del pastel que estaba preparando, pero su mente divagaba.

El aire frio se colaba en el ambiente de la cocina, pero para ella estaba bien, era cómodo y tranquilo. Su sudadera esponjosa la mantenía calientita, sus manos vertian la masa previamente preparada en un molde redondo para hornearlo. Estaba preparando su pastel de Luna Llena, una base de café con crema suave por encima, salsa de cacao y frutos secos por encima, pasas y dátiles.

Era su receta favorita, casi todos los postres en esa ciudad eran de media luna o luna menguante, casi ninguno de luna llena, por una simple razón.

Casi nadie nacía en Luna Llena, por lo tanto, eran contados los que tenían esa marca en su nuca. Eso le valió muchas veces el apodo de "fenómeno".

Eclipsa apretó los labios cubriendo su marca, agradecía que su cabello esponjoso cubriera su nuca, era una inseguridad suya, aunque una vez creció muchos admiraban su marca, en su niñez fue todo lo contrario, y esos recuerdos aún la perseguían de vez en cuando.

Ella preparaba pasteles para despejar su mente, pero a la vez eso la había comer azúcar en exceso, miró su pancita, algo más abultada que antes, estaba hinchada por el estrés y eso la hacia sentir más insegura, aún asi la noche anterior Alekei acarició muchas veces su vientre.

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