⋆☾⋆⁺₊✧ - cinco!

574 73 8
                                    


esas motos que van a mil, sólo el viento te hará sentir.

( . . . )

se encontraba sentado en una reposera que ahora compartía con uno de sus amigos, felipe. aunque todos hablaban de manera animada juan no podía meterse en la conversación por más que intentara, su mente divagaba tanto que hasta se sentía completamente ido, ajeno al resto y de lo que pudiera ver o escuchar.

luego de haberse cambiado y curado su herida en la frente se quedó sentado en la cama de blas mientras escuchaba a los demás apenas llegar. hacían mucho ruido como para no darse cuenta de la presencia de ellos y el ojiazul solamente sentía ganas de escaparse por la ventana y volver a su propia casa. nadie había preguntado por su herida, él no lo mencionó, creía que era mejor si aquel tema quedaba entre él y blas.

sin embargo se quedó. salió al patio con todos ellos y ahí estaba, pero a la vez no. sus ojos más bien se enfocaban en los movimientos del chico de rulos oscuros, que ni siquiera notaba  blas estaba demasiado ocupado hablando con matias por lo que su atención ya no se centraba en juani, y eso le generaba cierta presión en su pecho.

se sentía enojado, pero no por lo que veía. lo estaba más bien con él mismo, porque se sentía tan confundido que ni siquiera sabía si sus sentimientos eran reales. nunca se animó a ver a blas con otros ojos, eso era sobrepasar un límite.

pero había algo en la forma en la que sus manos se aferraban a su cintura cada vez que iban acercándose de manera tierna, con algo de inocencia fingida. a pesar de lo tímido que era blas, con su mejor amigo podía soltarse un poco más y lo demostraba, era como ver una versión nueva suya.

y sin darse cuenta ahora mismo sus ojos divagaban por el cuerpo de su amigo. sus piernas se veían largas debajo de aquel corto traje de baño que llevaba puesto, el cual era blanco con algunos detalles negros. a pesar de estar en pleno verano había bastante viento ahora en las noches, por lo que también tenía puesto un buzo. juan nunca había visto peor combinación de ropa que esa, pero maldecía a su mejor amigo; ¿por qué todo tenía que quedarle tan bien?

— dejá de mirarlo tanto. —susurró felipe en su oído.— estás mojando todo el piso con tu baba. 

el chico de rulos castaños lo miró atónico. su rostro ardía y en la boca de su amigo sólo vio una sonrisa cómplice.

— no me jodas, feli. —respondió, mientras fruncía su ceño.— aparte nada que ver con lo que decís. tirás cualquiera.

— decí lo que quieras, yo me doy cuenta de cómo lo mirás. 

— ¡no lo miro de ninguna manera! —exclamó un poco alterado. a su alrededor todos lo miraron y se encogió entre sus hombros.— no sé qué creíste ver, pero parece que tu vista está fallando.

— a mí no me tenés que convencer de nada, juani. creo que deberías convencerte a vos mismo. —dijo su amigo, palmeando su espalda lentamente para luego dejarlo solo.

el ojiazul no sabía dónde esconderse ahora y se sentía completamente perseguido. su respiración errática le molestaba en el pecho y ya no le quedaban más uñas para morder de sus manos. se sintió traicionado por su corazón y ahora corría peligro de que cualquiera pudiese darse cuenta de cómo juan miraba a su amigo, a blas.

sintió una mirada pesada sobre él que quiso intentar evitar, o al menos fingir demencia de que en realidad no lo estaban mirando. pero cuando dirigió su vista hacia la persona que lograba crear esa incomodidad sobre su cuerpo lo notó, el pelinegro alto estaba mirándolo fijamente con una pequeña sonrisa en su rostro, casi que hasta burlona.

juan quiso levantarse en ese momento y golpear su rostro por el enojo que tenía ahora, nadie le hacía sentir inferior. pero a su vez quería tomar a blas por su ropa y atraerlo para besarlo sin parar, hasta que ambos estén sin aire.


mátame de pena; juan x blas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora