⋆☾⋆⁺₊✧ - once!

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no quisiera yo morirme sin tener algo contigo.

( . . . )

ninguno tuvo el valor para poder hablar de lo ocurrido. seguramente eran los nervios o tal vez la vergüenza pero las palabras no salían y ellos eran felices en esa burbuja que los encerraba a cada uno en su propio delirio donde nada había pasado y seguían siendo los mismos amigos de siempre.

era viernes. la primera semana de clases había concurrido de manera exitosa y no había mejor forma de celebrarla que saliendo, no sabían dónde pero algún plan se les iba a ocurrir. de alguna u otra manera el resto de sus amigos se terminaban sumando y siempre eran un grupo bastante grande por lo que cualquier salida espontánea terminaba siendo divertida y hasta una nueva experiencia o anécdota para todos.

juan tenía un extraño ardor en el pecho. temía emborracharse de más y que las cosas se arruinen, que siga metiendo la pata en su relación con blas y que este decidiera alejarse. sí, era demasiado dramático y hasta pensaba en no salir pero prohibirse a sí mismo disfrutar sólo iba a lograr que reprima sus deseos, además de que el otro no le permitiría de ninguna manera quedarse en su hogar.

( . . . )

en aquel boliche la gente se movía de manera que se llevaba a todos por delante. el espacio era poco para la cantidad de personas que habían y sentía cómo el aire se le escapaba de sus pulmones; necesitaba tomar algo rápido para poder hacer que esta situación sea más llevadera. blas no estaba a su lado y cuando eso pasaba se aburría demasiado pero tampoco podía impedirle disfrutar con los demás chicos, no era tan celoso o al menos eso creía.

— te veo algo decaído, ¿querés que te levante el ánimo? —dijeron a sus espaldas. por un momento logró asustarse hasta que se dio cuenta de quién se trataba.

— sos un tarado felipe, casi me muero. —mencionó dramáticamente, posando una mano en su pecho.

— qué nenita te volviste, eh. —respondió su amigo riendo mientras le entregaba un vaso.— toma esto así te despejas. relajá un poco que te ves bastante tenso.

ninguno se daba cuenta, pero a la distancia la vista del pelinegro podía asesinar a cualquiera. su mandíbula estaba tensa y sus dientes rechinaban aunque nadie más que él pudiera escucharlo. ¿estaba enojado?, tal vez, pero felipe no tenía ningún derecho a venir como si nada y tirarse así sobre el más bajo. eso blas lo tomaba como una señal de coqueteo y aunque ellos no eran nada, nadie podía venir y tomar lo que silenciosamente era suyo.

o tal vez sólo juan no se dio cuenta sobre la vista ajena posada en ellos dos. el de cabellos lisos la había sentido hace ya varios minutos y debía aprovechar la oportunidad, ya que creía que de alguna u otra forma así estaba intentando ayudar a su amigo.

— al pibe no parece gustarle la idea de que tengas amigos me parece. —comentó el chico de cabellos lisos, posando una mano en el hombro ajeno para acercarse al contrario y poder hablar en su oído.

( . . . )

comenzaba a amanecer y habían dejado el lugar hace rato. sus pies dolían ya que no paraban de caminar pero por más que se quejara ninguno hacía caso a sus palabras, todos iban adelante y hablaban sobre cualquier cosa que no era ni la mitad de importante que las necesidades básicas de juan, como encontrar algún banco donde sentarse.

el único que iba a la par suya era blas, que a pesar de sus largas piernas y de que podía haber apurado su paso hace rato, no quería dejar solo a su amigo. el ojiazul caminaba lento desde siempre y al compartir tanto tiempo juntos el pelinegro simplemente logró cambiar su caminata. como era de esperarse no hablaban de nada y el silencio era tanto que cada uno podía a llegar a escuchar la respiración del contrario.

mátame de pena; juan x blas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora