Stay with me [+18 Rayne Ames x fem! reader]

Capítulo 5

"El arte de no encajar en el mundo y no temblar de soledad."

Rayne me abrazó suavemente, a lo que yo me aferré con fuerza a él y comencé a llorar con descontrol, rememorando sin quererlo todos los momentos terribles por los que había pasado con anterioridad. Sentí una mano del chico acariciarme el cabello, supuse que en un intento de tratar de relajarme.

― Rayne― Hipé una última vez y alejé mi rostro de la camisa del chico: la había moqueado un poco y, sobretodo, la había llenado de mis lágrimas―, gracias y... Lo siento...

El chico solo suspiró, parecía molesto pero a la vez parecía también que no le daba demasiada importancia. Sacó un pañuelo limpio de su bolsillo y me lo tendió para que yo pudiera sonarme los mocos y secarme las lágrimas, cosa que hice con un poco de vergüenza.

― ¿Estás mejor?― Preguntó él volviendo a removerme el pelo.

Suspiré y acabé de limpiarme la nariz para mirar al chico. En sus usualmente inesprexicos orbes amarillos brillaba ahora una sutil nota de preocupación.

― Sí... Gracias...

Rayne se levantó entonces del suelo y me miró desde arriba.

― Perdoname por haberte hecho eso... Solo... me preocupa lo que pueda pasarte... Wahlbert no me dio detalles, pero al parecer es muy importante que nadie te vea―Hizo una pausa en la que los dos nos aguantamos la mirada―, y al parecer tiene relación con tu pasado.

Me estremecí ante sus palabras. Yo sabía muy bien por qué el director y Rayne me trataban como si fuera una muñeca de porcelana. Wahlbert me lo había dicho, pero yo también lo sabía antes de que él me dijera nada... Por eso me tenían encerrada. Al parecer, el director no se lo había contado a Rayne, y no iba a ser yo quien se lo dijera.

El chico se giró sobre sus talones y se dirigió al armario que había en su lado de la habitación. Sacó una camisa nueva y otra túnica del armario antes de cerrar la puerta y dejar la ropa sobre su cama.

― No hace falta que me cuentes a lo que te dedicabas antes de llegar aquí, pero alguna vez... me gustaría saber al menos por qué tanto alboroto. Qué es lo que te atormenta― Dijo girándose para verme.

Le devolví la mirada en silencio, atraje las rodillas a mi pecho y rodeé mis piernas con mis brazos, sin apartar mi mirada de los movimientos de Rayne a pesar de que él ya no me miraba a mí. El chico se quitó la túnica y la dejó a un lado de la cama para después comenzar a desabotonarse la camisa. Finalmente, se sacó las ropas que yo le había moqueado y se quedó sin camisa frente a mí, permitiendome ver su torso tonificado y atractivo.

― Ey, ¿todavía sigues mirándome?― El de cabellos bicolores se había girado a verme, seguramente al notar mi insistente mirada clavada sobre él. Noté un ligero, ligerísimo rubor apoderarse de mis mejillas y fue cuando me di cuenta de que esa era la primera vez que le veía cambiarse: un detalle mínimo que me recordó que nunca había visto al chico dormido, pues yo siempre me dormía más pronto y me despertaba más tarde que él.