La última carrera

336 27 10
                                    

—Hola, viejitos. —sonríe.

—Hola, Panquequito. —sonrío.

—Hola, mi vida. —dice Checo, levantándose con algo de dificultad para saludar a Sebastian.

—Tranquilo, papá, yo me agacho, no es necesario que te levantes. —lo toma rápidamente para ayudarlo.

—¿Cómo estás, hijo? —pregunto.

—Bien, papá. ¿Ustedes han estado bien?

—Si, hijo, algo cansados, ya sabes, somos dos ancianos.

—Yo los veo como dos adolescentes. —sonríe ayudando a Checo a sentarse.

—Tenemos casi ochenta y cinco años, hijo. —suspira.— Ahora ya soy el viejo sabroso.

—Siempre serás sabroso, amor. —digo riendo.

—Que asco. —hizo una mueca.

Sebastian fue a preparar algo de limonada mientras que con Checo nos mantenemos sentados en el jardín.

—Traje el álbum de fotos, me gusta oír las historias que cuentan mientras las vemos.

Se acomoda entre nosotros mientras abre el álbum de fotos, la primera que hay en este era una de él cuando pequeño junto a Roscoe.

—Lo extraño mucho. —suspira.

—Todos lo extrañamos, hijo. —suspiro.— Alcanzaste a disfrutarlo mucho tiempo, parecía que cada año que crecías le dabas un año más de vida, pero su corazoncito ya no pudo más con él.

—Fue mi primer mejor amigo. —sonríe.

—Creo que fue el primer mejor amigo de muchos. —murmura Checo.

Pasamos gran parte de la tarde viendo las fotos, comentando estas. Reímos al ver una que otra foto vergonzosa de nosotros.

Sebastian no vive muy lejos de nosotros, sin embargo, se mantiene ocupado llevando a los niños a las carreras, como es de esperar, ellos también siguen los pasos de su padre y nosotros, sus abuelos.

—Esa foto no la había visto. —dice Checo al ver una foto de toda la parrilla del año 2024.

La miramos con detenimiento, quizás porque aquella foto nos lleva a aquel año en donde nos volvimos a reencontrar, o a nuestra juventud, donde salíamos a recorrer el mundo corriendo, disfrutando de ello, también de nuestros amigos, que a pesar de que de vez en cuando vemos uno que otro, ahí están los que ya nos habían dejado.

—Extraño a Max. —suspira Checo.

—También echo de menos a ese viejo cascarrabias. —dice Sebastian.

—Charles es igual a Max, se nota que es su nieto. —digo riendo.

—Al menos sacó las pecas de mi papá.

—Exacto, algo debía tener de nosotros.

—Lo vieran correr ahora, es muy similar a mi suegro. Es agresivo como él, pero también es rápido, hábil e inteligente.

—Hey, creo que eso también viene de nosotros, no sólo de Max. —dice Checo riendo.

—Iré a buscarlos, ya deben de haber llegado, ¿cenamos juntos?

—Sí, hijo. —asiento.— Aunque creo que nos iremos a acostar un rato, estoy algo cansado y creo que Checo también.

—Sí, a esta edad ya no tenemos tantas energías como antes.

Nos despedimos con un fuerte abrazo de nuestro pequeño y con un poco de dificultad y lentitud caminamos en silencio tomados de la mano hacia nuestra habitación.

No Regrets - ChewisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora