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Narrador Omnisciente

Más tarde manuela salió del departamento para ir en busca de Mario 

Ojos bonitos

Amor, no podré verte hoy, pasó algo con Poché

Iré a hablar con Mario y Juana, ¿nos vemos a las 10?

Claro, cielo

ten cuidado

Te amo   

Los recuerdos de la pequeña mostraban a muchas personas que ya no estaban en su vida, eso no le preocupaba, lo que sí lo hacia, era como esa castaña se aparecía cada cierto tiempo en sus recuerdos haciéndola preguntar y dudar. Ellos no podían permitir que Poché recordara, ellos no podían permitir que ella los alejara. 

Tomó el transporte camino a casa de Mario mientras le mandaba un mensaje a Juana diciéndole que la vería ahí y que era urgente. Algo en todo lo que había pasado en la ultima semana no le gustaba como se sentía 

Mientras tanto, María José se encontraba en el departamento desayunando sola. A ella no le gustaba eso, pues le permitía sumergirse en "las teorías conspirativas" de Karla y, cuando lo pensaba de más, estas teorías comenzaban a tener mucho sentido

No le gustaba la idea de que su familia y amigos le mentían, fuera por el motivo que fuera. Terminó su desayuno y salió de su departamento a caminar. Aunque tenía su auto, se había acostumbrado a caminar y si era sincera con ella, le gustaba la idea de perderse. Le había pasado tres veces desde el accidente y en cada ocasión, fue después de un episodio, como los llamaba

Aunque su intención era esa. Perderse. Terminó en el parque de siempre, le reconfortaba de alguna manera estar rodeada de tantos niños pues era así como se sentía alrededor de su familia, una niña incapaz de dar un pasó porque temían que callera, quizá si ella se rodeaba de niños, entendería por que ellos no dejaban de verla así 

- hola - llamó su atención una niña a su lado 

- hola - regresó el saludo volteándo a verla 

Era una niña castaña, ojos grandes y sonrisa preciosa a su parecer 

- ¿como te llamas? - sin más, la pequeña se sentó en la banca a su lado 

A María José no le desagradaban los niños, pero sí la asustaban. Tan pequeños y destructibles que la asustaban 

- ¿donde están tus papás? 

- no tengo papás, tengo dos mamás 

- oh, ¿y donde están? 

la niña negó con la cabeza - no contestas mi pregunta, no contesto la tuya - María José soltó una risa - ¿entonces?

- María José - la niña solo la miró sin decir nada y ladeo su cabeza - ¿y tus mamás? 

La sonrisa de la niña le asustaba un poco - ¿puedo abrazarte? 

- ¿Qué? - miró a su alrededor buscando una pareja de mujeres pero no la encontró - ¿no estás perdida? - la niña negó con la cabeza y volteo completamente su cuerpo hacia ella. Cruzó sus piernitas en forma de indio, recargó sus codos en las rodillas y su rostro en sus manos. - niña, estás asustándome 

Esta vez noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora