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- ¡No quiero a ese asesino cerca de mi nieta! - gritó María Fernanda entrando a la habitación de Daniela

- deja de gritar así - pidió su hija con voz grave entrando detrás de ella - no te permito que tomes esta actitud cerca de mi hija. O te tranquilizas ya, o tomo nuestras cosas y nos vamos

La mayor se giró indignada - no me amenaces, soy tu madre

- no es amenaza, es advertencia, no voy a arriesgarme a qué Lia sufra ni de cerca lo que yo - María Fernanda quedó atónita

Aunque no había un acuerdo de nunca hablar sobre los abusos que Daniela sufrió, creyó que ese tema jamás tocaría la luz de nuevo entre ellas

- no es reproché, mamá, lo superé hace mucho, pero temo que Lia pueda vivir algo así

- ¿Y piensas alejarla de mí y no de él?

Daniela miró con lastima a su madre, sabía que estaba herida, pero no sé arrepentía de sus palabras

- no es así. Si Mario en algún momento representara un peligro para mí hija, cómo tú en este momento, no dudaría en cortarlo de nuestras vidas para siempre

- ¿Soy un peligro para tu hija? - sus ojos se veían cristalinos por las lágrimas queriendo derramarse

Calle analizó la situación, su voz y tono durante unos momentos y suspiró. - ¿Sigues yendo con la psicóloga? - Mafe negó - deberías ir otra vez, estos arranques de ira me dan miedo, mamá, y a Lia también - dio media vuelta para salir de la habitación, pero se detuvo bajo el marco de la puerta - y te voy a pedir un último favor, María Fernanda. No vuelvas a llamar a Mario de esa forma

- ¿Qué forma?

- Asesino - y salió

Mafe sabía que su hija tenía razón, sabía que incluso Mario tenía razón, pero tenía miedo de lo que pudiera pasarle a su nieta cerca de ese hombre. Y ahora también tenía miedo de que su hija se enterara de la verdad y se llevara a Lia lejos de ella para nunca volver a verlas


[...]


- ¡Manu! - gritó María José apenas entró a su departamento

- ¡¿Qué?! - escuchó a su amiga responder desde su habitación seguido de unos pasos - creí que no llegarías

María José la observó detenidamente para después negar con la cabeza - no pensaba llegar - aceptó - pero Valentina comenzó de intensa y la verdad ni si quiera Antonio quiso pasar la noche en su departamento

- ¿Tu lo fuiste a dejar a casa de tus papás? - Manuela se sentó en el sillón de la sala invitando a su amiga a hacer lo mismo

Asintió - aunque creo que papá se molestó un poco por la hora - se encogió de hombros tomando asiento a lado de su amiga y recargando su cabeza en el hombro de esta

- no lo culpo, son las tres de la mañana - abrazó a su amiga y se recostó el sillón, haciendo así que María José quedara recostada sobre ella pudiendo escuchar los latidos de su corazón

- sobre eso ¿Qué haces despierta?

Manuela lo pensó un par de segundos - no podía dormir

Ambas guardaron silencio un momento. La más pequeña podía escuchar el acelerado corazón de su mejor amiga y le asustaba lo rápido que este latía

- ¿está todo bien con Henry? - tanteo el terreno. Manuela solo hizo un sonido con su garganta de manera positiva - ¿entonces que te quita el sueño? - ella no creía posible que un corazón latiera tan rápido y estaba a punto de hacérselo notar a su amiga cuando esta tomo su rostro con ambas manos

- me lo quitas tu - susurró cerca de su rostro como confesión. Era lo más cercano a la verdad que podía decirle

su amiga soltó una risita - vamos a dormir mejor y deja de decir tonterías - se puso de mie y estiró su mano a su amiga para ayudarla

una vez de pie Manuela preguntó - ¿puedo dormir contigo? - Aunque María José sabía que algo le pasaba a su amigo prefirió no presionarla y solo asentir

Después de unos minutos, ya dentro de la cama de la más pequeña y con el cuarto a oscuras, Manuela cayó en un sueño tan profundo que no escuchaba las notificaciones de su teléfono, así que María José se acercó para ponerlo en silencio cuando un mensaje llamó su atención


Jana Patricia III

no estoy segura de esto Manu

tengo miedo de que Poché se entere

no me gusta hacerle esto


Ella solo pudo observar a su mejor amiga dormir. En ese momento tomó la decisión de ignorar esos mensajes porque solo una cosa pasaba por su cabeza y sabía que no tenía sentido. Ellas no le harían eso


[...]


- ¡mamá! - el gritó alargado y berrinchudo de Lia la hizo rodar los ojos - ¡la tía Pau no me deja en paz! - Daniela sonrió y dejó el ordenador para ir donde su hija y mejor amiga

- Paula, déjala ya por favor - con mala cara, su mejor amiga dejó de abrazar a la niña

- solo le estaba dando cariño - hizo cara de molestia - pero como no le compro dulces o la saco a pasear como el tío Mario ella no me quiere cerca - se quejó

Lia negó con la cabeza - es que eres muy encimosa - se encogió de hombros - y el tío Mario no

la cara de indignación de Paula hizo reír a Calle - ahora resulta que Mario es mejor que yo

- yo no digo eso, ¿por qué los adultos cambian palabras? - miró con sincera curiosidad y molestia a su mamá

- todas las personas entienden las cosas diferente. Como cuando te digo que no quiero ver verdura en tu plato y tú la escondes en vez de comértela -la sonrisa de su hija le hizo entender que sabía de lo que hablaba - Pau - se dirigió a su mejor amiga - mañana iré al centro comercial a comprar unas cosas para la escuela de Lia y para la mía, ¿quieres acompañarnos?

- ¿a qué hora?

- como a las dos

- no creo poder, tengo que arreglar unas cosas en mi departamento, pero después de las tres estoy completamente libre, así que vendré por ustedes para invitarlas a comer

Lia ladeo su cabeza como su otra madre, cosa que no pasó desapercibida por ninguna de las dos adultas - ¿tu departamento es bonito como el de tío Mario?

Paula miró molesta a Daniela - ¿ustedes han ido al departamento de Mario? - Calle asintió mirando sus pies - pues no sé si sea tan bonito como el de él, pero sin duda te gustará. Tengo que irme, bonitas, las veré mañana - se acercó a darle un beso en la frente a Lia y después se levantó para tomar sus cosas

- Lia, ve a preparar tu ropa, te voy a bañar - la niña obedeció de inmediato. - Paula, ya hemos hablado sobre esto

- no voy a juzgar la manera en la que crías a tu hija, pero no me pidas que esté de acuerdo con esto - ambas se miraron sin saber cómo continuar la conversación hasta que Paula decidió decir lo que pensaba - me preocupa la dependencia que creo que Lia está generando hacia Mario. Mario esto, Mario el otro. Si llega a hacerle algo ella no te lo dirá porque parece amarlo más que a ti - esas palabras parecieron afectar de gran manera a Daniela - las amo, lo sabes, ahora me voy

Paula sabía lo que había ocasionado con esas palabras. Lo que siempre le ganaba a cualquier cosa, eran sus inseguridades, el miedo a ser desplazada. Ahora con esta pequeña idea metida en su cabeza sería más cuidadosa con la libertad que le daba a Mario de estar cerca de su hija, o al menos eso esperaba 

Esta vez noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora