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Alejandro quedó en silencio cuando terminé de contarle todo lo que había pasado

- Daniela, no puedes hacer eso. No puedes dejarla así sola con Lia - alcé la mirada molesta

- ella también es su madre, tiene derecho y...

Dió un pequeño golpe en la mesa de la cafetería - no digo que no lo tenga pero Daniela, ahora eres madre, no una adolescente que puede huir de sus problemas cuando quiera. Saliste corriendo de tu casa dejándola con una extraña. Eso es justo lo que María José está pensando ahora, y, cuando llegue el momento de contarle la verdad, no te verá como una madre capaz, puede quitarte a Lia

- ella no haría eso - dije segura

Ale negó con la cabeza - olvida todo lo que crees saber de ella. No es la misma niña que conociste. Ella no lo habría hecho años atrás, ahora no sabes nada de ella

Lo miré dolida. Tenía razón pero yo no estaba para pensar en eso. Ni en eso ni en cualquier otra cosa. - no creo poder hacer esto - oculté mi rostro en mis manos - voy a regresar con Germán

- no, no vas a regresar con el. Tanto luchaste para poder irte de ahí - su voz se suavizó por un momento - contra tu mamá, contra Germán... Contra mi - tragué saliva aún escondida - para que regreses ahora

- esto tiene más peso, ¿No lo entiendes? - salí de mi dizque escondite para mirarlo fijamente. - ella está viva, Alejandro. La lastimé tanto, tenemos una hija y no me recuerda. Yo no puedo hacer esto

Bufó - ¿Y qué? ¿Vas a volver a huir con su hija? - eso había sido un golpe bajo y el lo sabía

- tu sabes perfectamente que no huí - estaba enojada - así que no digas estupideces

Ale sonrió de manera sarcástica - lo hiciste. En el hospital. Mario tiene razón, te hizo un favor al ocultarte las cosas, no hubieras soportado ver a esa niña de esa manera

- no sabes de lo que hablas - me crucé de brazos

- claro que lo sé. Te conozco hace años. Eres tan predecible que no me sorprende que quieras regresar con Germán y ahorrarle el trabajo sucio a Mafe

Fruncí el ceño - ¿Ahora de qué estás hablando?

Hizo un mohin con la boca - ¿no me digas que verla te dañó tanto la cabeza? - me quedé callada - Mario sabe que estabas con tu papá, nadie lo sabía a excepción de ella. Mario fue a avisarte que Poché había despertado del coma. Mafe desde que llegaste insiste en alejar a Mario y que tú regreses con Germán. Une los puntos

Me paré rápido de la silla, haciendo que esta callera y los pocos clientes del lugar me miraran entre molestos e incómodos

Levanté la silla avergonzada - tengo que irme - pasé por su lado y cuando estaba a punto de salir regresé y le dí un beso en la mejilla - Gracias, Ale. Pero no vuelvas a tratarme así, puedo entender si me hablas amablemente

Soltó una pequeña risa - sabes que no, pero una disculpa - se puso de pie de manera tranquila haciendo que quedará a la altura de su cuello. - quiero lo mejor para ti y lo mejor no es irte. Dile la verdad - podía ver cuánto le dolía decirme esto - merece conocer a su hija

Besó mi frente y volvió a sentarse

Lo amo

[...]

Llegué a casa con miedo. Miedo de enfrentar a mamá, miedo de que María José siguiera ahí y miedo de que se hubiera ido

Abrí la puerta y escuché la risa de Lia. Estaba nerviosa. Seguí la risa preparándome mentalmente para ver a Lia jugar con su madre pero lo que ví fue a su abuela en el sillon haciendo cosquillas a su estómago mientras ella intentaba escapar

Esta vez noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora