Imagina la emoción del primer aniversario junto a Peter.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Blaire observó su reflejo en la oscuridad una ultima vez. Realmente no lucía para nada mal. Llevaba un vestido nuevo, ni muy corto ni muy largo, cubierto por su abrigo blanco, resaltando el cinturón oscuro en su cintura y los botines marrones.
Ella suspiró. Cualquiera diría que se preparaba para salir, pero la realidad era que había vuelto a casa de la misma forma en que se fue.
Muy arreglada, sola y con un solo pensamiento en su cabeza.
Peter Parker.
Su cita de primer aniversario con Peter Benjamin Parker.
Y su primera cita en quedar totalmente plantada.
Arrojó la cartera sobre la cama y colgó su abrigo en el armario a la par que pateaba sus zapatos. Desarmó la trenza de su cabello, dejando los mechones dispersos y desordenados. Tomó su sweater y pantalones para dormir, reemplazando y descartando su vestimenta anterior.
Sacó el celular de su cartera y no vio ningún mensaje o llamada recientes, cero actividad de parte de Peter. Sus llamadas la enviaban directamente al buzón. Lo cual dolió inmensamente. Echó un ultimo vistazo a la hora, siendo más de las diez, supuso que estaría ocupado, cuidando a la ciudad fue su primer pensamiento mientras volteaba hacia la ventana.
Se acercó y dudó si dejar el seguro puesto o darle la bienvenida aquella noche, si es que se dignaba a aparecer. Se sentía molesta y decepcionada, él había hablado acerca de su cita por días, por lo que resultaba difícil que pudiese olvidarse así como así. La otra parte de ella le decía que podía haber estado en peligro o solucionando algo de lo que solo él podía encargarse.
Temor e ira. Sentimientos que iban a la par en ese preciso instante corriendo por sus venas.
Ser la pareja de un superhéroe no venía con un manual con instrucciones claras. Nadie iba a poder decirle como comportarse ante tal situación o como reaccionar a otras. Era arrojarse al vacío esperando a que algo sucediese, fuese bueno o malo y... vivir con ello. Se esforzaba, ella sabía que era así, y también él.
Agotada se dejó caer en la silla frente a su escritorio y sus ojos se cerraron por lo que parecieron horas hasta que unos golpecitos contra el cristal la sobresaltaron.
La brillante sonrisa de Peter le esperaba desde el otro lado de la ventana, hizo un movimiento de saludo con su mano y apuntó al seguro del marco para que lo dejara entrar. Ella se levantó y lo hizo, abriendo la ventana para toparse con sus labios en un rápido y efímero beso que la dejó aturdida por unos segundos. Los ojos de Peter brillaban, expectantes, felices. Irradiaba emoción por cada poro.
—Hola...—susurró ella con una sonrisa temblorosa.
Peter dejó caer sus piernas dentro del cuarto, pero se quedó sentado en el marco.
—No creerás lo que sucedió esta noche—exclamó con enorme sonrisa en su rostro.
Ella se tambaleó un poco sobre sus pies, pero le devolvió la sonrisa con fuerza de voluntad y retorció sus manos.
Sus ojos brillaban y sus palabras iban a mil por hora, acompañando cada hazaña realizada con exagerados movimientos de manos e inquietas patadas al aire. Ella no se sentía capaz de detenerlo, solo exclamar de asombro y sonreír. Estaba muy orgullosa de él, pero por otra parte dolida, su corazón se estrujaba en su pecho y las lagrimas amenazaban con salir.
Ella amaba al hombre araña, como la mayoría de las personas, pero amaba más al hombre bajo la mascara.
