— No estoy entendiendo nada, ¿Qué fue lo que sucedió realmente?
—La chica —señaló Castiel la pequeña fotografía sobre la mesa —.Sigue desapareciendo, va de aquí para allá. Prácticamente sin dejar rastro.
— ¿Piensas que puede ser un ser sobrenatural? —preguntó Sammy.
— Hace algunos años supe que ella mantuvo una relación con un ángel, uno muy poderoso. Él fue engañado y tomaron prisionera a la chica. Se sacrificó por ella. Tiempo después me enteré que traspasó parte de sus poderes. No es fácil acabar con un ángel.
— ¿Eso es posible? — inquirió Dean curioso.
— Hasta donde yo sabía, no. Al parecer ellos fueron la excepción.
Dio vueltas una y otra vez la escasa cantidad de paginas que contenía la carpeta. La chica no estaba mal, grandes ojos oscuros, cabello castaño, piel ligeramente pálida.
Leah Danvers.
¿Es posible que tuviera poderes de ángel?
— ¿Es alguien peligrosa? — cuestionó una vez más Sammy.
— Ese es el problema —murmuró Castiel con pesar —. La chica probablemente esté en el primer lugar en la lista de Santa Claus. Aún así es una cazadora, ha estado acabando con los demonios ella misma por un largo tiempo. Ayuda a quien puede cada vez que tiene la oportunidad, está haciendo el trabajo de un...
— Ángel —completó.
Ambos se giraron a verlo. La expresión de Castiel era un tanto preocupada. Sammy continuó leyendo los datos de la joven en cuestión.
— Necesito encontrarla, necesito de su ayuda. Sé a donde se dirige, el problema es que sabe evitarme con facilidad, demasiada facilidad.
— Estamos dentro — suspiró Sam.
— Pido ser la carnada — soltó junto con una gran sonrisa.
...
— ¿Quieres repasar una vez más el plan? — preguntó Sammy a su lado.
— Entro, pido un trago, tal vez un sándwich, me acerco, le invito un trago, uso mis encantos y la traigo al auto... ¿era en ese orden?
— Lo haces parecer fácil — murmuró Castiel apareciendo en el asiento trasero del auto—, lo más probable es que sepa que estamos aquí, lo extraño es que no intente escapar aun. Recuerda, podrá ser una buena chica, pero no quita el hecho de ser extremadamente ruda cuando la situación lo merita.
— Espero y no lo intente.
Suspiró saliendo del auto, acomodó su ropa y caminó hasta la vieja cafetería.