Tres

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Mia:


Jamas pensé que las contracciones dolerían al nivel que estaba sintiendo, sentía como si el vientre me fuera a estallar en cualquier momento.

Guido estaba tranquilísimo, pero no lograba descubrir si era por el miedo o porque vio mi cara de susto y tomo las riendas de la situación.

-Gui me va a explotar el estomago-Dije clavando mis uñas en su brazo, note que lo sintió porque hizo un un gesto de dolor aunque o disimulo a la perfección.

-Tranquila, ya te vienen a buscar.

Llegamos al hospital super organizados , las contracciones arrancaron justo cuando me senté en la camilla en la sala de espera.

-Es un demonio-Le dije mirándolo como si fuera su culpa-O demonia, todavía no sabemos, pero estoy segura que tiene la fuerza de su papa-Volví a clavarle las uñas mientras mordía la almohada.

-Que conste que lleva el ADN de los dos, así que también puede ser un angelito como vos-Deposito un beso en mis labios.

Estaba segura que mi aspecto era deplorable, pero el me miraba como si fuera lo mas hermoso que había visto en el mundo.

-Armido-Lo mire y me acorde.

-Que?

-Los nombres, Gui no pensamos ni un solo nombre-Me contesto con una carcajada-De que te reis, es el nombre de un ser humano, no le podemos poner, no se, Guida-Dije un poco alterada.

-Tranquila, ey Guida no es mal nombre-Lo mire mal-Bueno un poco, yo si pensé algunos pero lo vamos a ver cuando le veamos la carita, imagino que  ahí sabremos.

Su tranquilidad era mi desorden.


Guido:


De un momento a otro se la llevaron y me volvieron a buscar después de un rato.

Me colocaron al lado de ella y ella me prohibió ver todo, aunque espíe, la curiosidad de ver como un ser humano era traído al mundo me carcomía.

Una hora mas tarde ya estábamos en la sala de nuevo, Mia estaba tranquila, dándole de comer a la beba, si era nena, mi nena, era preciosa, todavía no podía distinguir a quien se parecía mas, pero tenia los mismos ojos que Mia y eso lo notamos los dos.

El nombre, gran problema, estuvimos minutos en decidirlo y nos quedamos con Atenea Blasa Sardelli.

Atenea diosa griega, estuve de acuerdo ya que no podía negar que era un nombre hermoso y su explicación fue que la historia griega era algo que nos fascinaba a ambos y de ahí el nombre, yo decidí el Blasa por mi abuela, la mujer que me enseño sobre la vida y ahora lo iba a llevar la mujer que me va a enseñar a vivirla.

Decidimos que las visitas sean en casa, cuando le den el alta a Mia, mientras tanto íbamos a ser egoístas y aprovechar al máximo que eramos las únicas dos personas en el mundo que podían sentir la magia de esta bebe.


Mia:

Era perfecta, tenia mis ojos y estoy segura de que va a tener los labios del padre, bocona.

Pensé eso y me reí.

-Que estas pensando?-Cuestiono Guido que estaba sentado al lado mio con la cabeza apoyada en el borde de la cama, al igual que un nene admirando un chocolate.

-Va a tener tu boca-Me miro raro-Lo suficientemente comestible para que todos lo varo-Me corto

-Ni lo digas, eso no va  a pasar-Jamas lo había visto celoso, eso me causo risa-No la va tocar nadie

-Ay Gui, que toxico, esperemos que no le toque uno como el padre-Me miro sorprendido

-Le tocaría un caballero-Lo mire

-A si? Mejor no digo nada porque tu cabeza va a empezar a alucinar cosas que va a pasar cuando se amucho mas grande-Tarde, su cara lo dijo todo, ya se había imaginado mil cosas y entendió a lo que yo me refería.

-Mejor no.


Pasamos dos días en el hospital hasta que me dieron el alta.

Ahora eramos tres.

Mi Algo PersonalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora