Yugi
Conocí a Atem cuando pasé a ser escriba, ayudaba a los sacerdotes cuando mi abuelo murió, honestamente no me importaba tener un puesto tan alto, el conocimiento fue lo que realmente me motivó a aprender para ser un escriba "real", si es que le podía decir así, y cuando Atem me vio yo ni le presté atención, yo estaba con mis tareas y ya, fue hasta que él se acercó...
Atem: Veo que eres el nuevo escriba real- lo miré raro, obviamente no iba a saber de mi existencia- quiero que nos veamos esta noche- lo miré serio, no estará hablando en serio, ¿verdad?
Yugi: Con todo respeto majestad, tengo deberes que cumplir y no me gusta salirme de mis horarios, así que si me disculpa, no tengo tiempo para este tipo de conversaciones- y me alejé lo más normal que pude, no quería meterme en problemas, ya soy feliz así, no quiero nada más.
Los días pasaban y Atem seguía acercándose a mí, bueno... más bien intentaba presumir lo que haría cuando fuera faraón, lo que me agradaba mucho era como hablaba de su responsabilidad, se le notaba que conocía bien y al menos tenía idea de que el poder no era todo, del resto, no dejaba que me conociera tan fácil, pero un día todo eso cambió... recuerdo que una tarde, caminaba tranquilamente por los pasillos del palacio, terminé temprano mis deberes y tener ese tiempo libre era como un enorme suspiro para mí, y Atem venía corriendo y chocó conmigo.
Atem: Yugi, ¿dónde me puedo esconder?- lo miré raro y después veía que Seth lo estaba buscando.
Yugi: De acuerdo, ven- le agarré la mano y corrí con él hasta la casa de las escrituras, casi nadie va ahí, solo yo- creo que no va a venir aquí.
Atem: Gracias, de verdad salvaste mi vida -me reí y mantuvimos ese lugar como nuestra zona de descanso, se comportaba de forma más humilde, y eso me agradaba bastante.
Con los años me enamoré de él y tuve que dejar el puesto que tenía, pasar de ser alguien que se la pasaba leyendo todo el rato a aprender deberes de una reina... el cambio fue realmente duro para mí, pero pude manejarlo porque Atem me ayudó bastante, aunque había algo que llamaba mi atención, y era que el pueblo... estaba bien, pero podría estar mejor, y se me ocurrió la idea de ir y... ayudar a la gente como podía.
En pocos días pasé a ser la figura que el pueblo amaba, conocido como la primera figura real que se acercaba al pueblo, y era gracioso porque ellos sabían que soy hombre, pero les encantaba llamarme "princesa", me encantaba de todas formas, y Atem me permitía hacer eso y mis deberes, me casé con él y de verdad pensé que no podía ser más feliz, ayudaba a Atem con sus cosas a veces, cumplía bien con mi papel, y muy de vez en cuando regresaba a los pergaminos para no hacer nada fuera de las normas, y hasta jugaba con Mana, que era la aprendiz de Mahad, admito que la magia siempre me aterró, pero ellos lo hacían ver divertido... de verdad era feliz y pensé que duraría para siempre, lástima que no fue así...
Cuando Atem comenzó a ser faraón las cosas empezaron mal, ya no me dejaba ir al pueblo y a mis espaldas torturaba a la pobre gente, me enteré fue por los gritos que escuché una tarde, y no me dejaron salir para averiguar que estaba pasando, y cuando tenía mis sospechas...
Mana: Yugi, te voy a mostrar lo que está pasando, pero necesito que lo mantengas en secreto- asentí y con cuidado fuimos a donde estaban Isis y Atem.
Isis: Majestad, por favor, debe entender, si el pueblo sigue de esta forma, la comida no durará, los aldeanos no se están robando la comida, tiene que ser algo más.
Atem: ¡Mentira!- y se escuchó que tumbó unas cosas- el pueblo se roba la comida, los cultivos no pueden desaparecer así porque sí, esa gente no sirve para nada, tal vez es buena idea empezar a azotarlos, el miedo es la mejor forma de hacer que obedezcan.
Isis: ¿Y qué le hace pensar que puede hacer eso?, Yugi estará destrozado.
Atem: Yo soy el faraón, tengo el poder para hacerlo, y Yugi no se enterará jamás, me esforcé mucho para poder tenerlo a mi lado y mostré mi lado más débil, nada podrá separarme de él- oh.... claro que puedo.
Recuerdo esa noche, quedó fresca en mi memoria, aquella noche hubo una pequeña rebelión, la gente estaba cansada y se entró a la fuerza al palacio, y aprovechando que nadie veía, agarré algunas de mis cosas, agarré mi caballo, Joey me esperó a las afueras y nos escapamos esa noche, así de fácil, aunque mi destino me pondría a prueba cuando me enteré que iba a ser mamá.
Tenía miedo, claro que si, no tenía mucha ayuda y sabía que no iba a ser fácil, debido a que no me enteré antes, Atem no lo sabe, solo yo y Joey lo sabíamos, nadie más, pero no soy cobarde, di la mejor cara y daría lo mejor de mí para criar a mi hijo solo, incluso si tendría que esconderlo de su propio padre y ocultarle a mi propio hijo... era un príncipe, un heredero al trono del faraón más cruel que pudo existir, y una reina que no pudo ayudar a su propio pueblo...
Hasta el próximo capítulo....
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For a Lie
أدب الهواةSiempre creí que nosotros viajábamos mucho porque era divertido, conocer tantos reinos y tener muchos amigos en todo el desierto es divertido, pero cuando finalmente me lo dijiste, la verdadera razón de todo eso... no te odio mamá, al que odio es a...