Tenerlo o no tenerlo, esa es la cuestión

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A la mañana siguiente

Sam no sabía exactamente cuanto tiempo llevaba mirando dormir a Abril. Esta era el recorrido número un millón que la rubia hacía con su mirada sobre el cuerpo de su novia. Abril estaba tendida boca abajo abrazando una de las almohadas, y estaría completamente desnuda si no fuera porque la morena insistió en que tenía que ir al baño y cuando volvió venia con ropa interior puesta en una especie de intento de calmar a la deportista, intento que no funcionó muy bien porque Sam hizo de las suyas y logró sacarle la prenda de arriba a su novia y se dedicó a entretenerse con los pechos de su chica. Por eso ahora Abril vestía solo una diminuta bombachita blanca por supuesto. Prenda que Abril consiguió negociar con la rubia para que se la dejara puesta.

Con su mano, Sam empezó a recorrer el cuerpo de Abril. Le gustaba, mejor dicho le encantaba ver contraste de su mano morena con la piel clara de su novia. Cuando estaba juntas no se notaba tanto, pero en la intimidad de la pieza, bueno y en otras habitaciones también, era cuando Sam se daba cuenta la verdadera diferencia de color entre las pieles. La primer parte que recorrió con sus dedos fue las piernas de la artista. La rubia sabía que a Abril no le gustaban sus propias piernas, más de una vez se lo había dicho, y Sam aseguraba no poder entenderla. Eran perfectas. Totalmente proporcionales a su cuerpo. De hecho, uno de los momentos preferidos de Sam era esperar a que Abril se bañara y luego entrar en la pieza sin hacer sonido alguno y quedarse embobada mirando como su novia en cremaba sus piernas. Esto jamás iba a salir de la boca de Sam, pero las piernas de la morena eran la alfombra roja perfecta para la parte preferida de ella, La cola de Abril. Parte que la rubia empezaba a recorrer con su mano. Su dedo índice contorneaba la única ropa interior que le quedaba a la artista. Sam sabía que su novia era conciente del poder que tenía sobre la rubia cuando meneaba sus caderas, la morena lo sabía y lo manejaba como ella quería. Había veces que Sam trataba de negarse, pero simplemente no podía. Bastaba con que Abril moviera las caderas y la rubia estaba lista para subir a un piso veinte y tirarse de cabeza a una fosa llena de pirañas hambrientas. Sam suspiró y sacó la mano de ese lugar para llevarla a la espalda de su chica. Como buena deportista, la rubia podía distinguir varios músculos de la espalada de su novia, de hecho, los repasó uno por uno con su mano, su chica todavía tenía rasgos de porrista y eso la volvía loca.

Decidió parar su recorrido, demasiada tentación para ella y no quería despertar a su novia... ¿o si? Cuando estuvo a punto de levantarse para ir a darse una ducha Abril giró su rostro y sin querer soltó un pequeño sonido. "Cambio de planes" Se dijo la rubia y con todas las intenciones de frenar el sueño de su mujer. Puso una rodilla del lado derecho del cuerpo de su chica y otra del lado izquierdo. Iba a llenar de besos la espina dorsal de Abril. A medida de que iba besando la espalda de Abril se aseguró de que sus pechos rozaran la piel de su chica.

Un movimiento de Abril le hizo saber a la rubia que estaba logrando su cometido - Mmm... Samy... - Al principio pensó que era un sueño, hasta que sintió la voz de su novia muy cerca de su oido.

- ¿Vamos por el record? - le susurró Sam que besaba ahora el cuello de Ari y con sus manos jugaba con los costados de la prenda interior de la morena. La rubia quería esa ropa lejos del cuerpo de Abril.

Apenas la morena sintió las manos de su novia en su trasero reaccionó, frenó las manos que estaban apunto de dejarla desnuda y se dio vuelta suavemente. Aun seguía tratando de abrir sus ojos.

Atacar con su frente no fue un movimiento muy acertado por parte de la fotógrafa, apenas Sam localizó los pechos de su chica se le hizo agua a la boca, si me permiten esa exageración.

- Esto es lo que yo llamo un desayuno cinco estrellas - le dijo la rubia que se inclinó para comenzar con su alimentación diaria.

- Bebe... Samy... ¿Sólo aguantaste tres horas? - hacía tres horas nada más, que la había dejado dormir.

Cuándo, Dónde y Cómo el Amor Quiera (RIVERS x ARI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora