Pechos

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Estadio de Las Liberty – Entrenamiento del equipo

¡NO, NO Y NO! ¡ESA NO ES LA JUGADA! ¿QUÉ DEMONIOS TE PASA HOY DÍA RIVERA? – Roni tenía los nervios a flor de piel. Con Sam fuera de foco el equipo simplemente no encajaba.

- Perdón coach, tiene razón. Soy un desastre – la rubia estaba abatida

Roni la miró fijamente, no era normal en la deportista tener ese estado de ánimo. Buscó a Estela en el costado de la cancha donde normalmente practicaba con las porristas pero en lugar de encontrarla allí, la vio en el banco mirando el entrenamiento. La niña tenía la misma cara de abatida que su madre – UNA VEZ MÁS – les gritó a las jugadoras caminando hacia Estela.

Cuando llegó al banco se sentó junto a la niña - ¿Por qué no estás entrenando pequeña Rivera? – cuando la niña podía ir con Sam a los entrenamientos, no se perdía la rutina de las porristas.

- Hoy día no tengo ganas – le contestó a baja voz y sin mirarla

- Se que hay una razón atrás de eso – le dijo muy segura la entrenadora – y estoy segura de que es la misma razón que tiene a tu madre tan preocupada y sin poder concentrarse en mis jugadas – dijo mirando de costado a la niña – Me gustaría que me la dijeras pequeña – pidió en un tono no muy suave.

- Es por mi mamá – Estela pensaba que tal vez hablando con él coach podía ayudar a sus madres

- ¿Le pasó algo al embarazó? – preguntó con temor

- No exactamente. Mamá no se sentía bien y mami se quería quedar pero mamá le aseguró que todo estaba bien y que cualquier cosa le avisaba. Vinimos igual, pero mami Samy no se quedó muy tranquila – contó Estela – Yo tampoco, mamá no tenía buena cara - agregó

- ¿Y por qué no se quedaron? – Roni veía poco creíble que alguien pudiera con la cabeza dura de su jugadora.

- Porque la tía Vik...

- ¿Esa es la abogada loca de las tartas cierto? – Así conocía el equipo a Vicky

- Si, si. La loca de las tartas se quedó con mamá y prácticamente nos echó de casa – en realidad literalmente las sacó a empujones a las dos.

- Entiendo... entiendo – contestó Roni – Bueno pequeña Rivera, si tu madre les dijo que les avisaba cualquier cosa, es porque así será ¿cierto? Trata de tranquilizarte que yo voy a tratar de que mi jugadora estrella haga mis jugadas – aconsejó parándose del banco. Le dio una última mirada contemplativa a la niña y se marchó a dar indicaciones.

Mientras tanto en la casa Rivera Garza

- Quiero a Sam conmigo Vik – confesó la morena desde el sillón

- ¿Estás jugando conmigo Garza? Porque si es así, déjame decirte que después de asegurarme que esas dos – señaló su estómago – salgan sanas y salvas de ti, me voy a encargar de patearte el trasero las veces que sea necesario para salir del cuadro de stress que tengo – le dijo

- No estoy jugando – se cruzó de brazos – Quiero a Sam acá, conmigo, consintiéndome, mimándome, cuidándome y prestándome atención sólo a mí, a nadie más – resultó posesiva la artista.

- No estarás exagerando gordita – la cargó Vicky – Además como si eso no pasara ya. Cada vez que tú estás en la habitación, prácticamente hay que disfrazarse de payaso para que el bomboncito asustado te preste atención – resaltó

- Todavía está enojada por la última vez que hiciste eso Vik – la pelinegra lo recordaba y reía automáticamente.

- Sólo dejé que Nuvia me maquillara un poco – mintió para defenderse

Cuándo, Dónde y Cómo el Amor Quiera (RIVERS x ARI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora