Dark Romance Pt. 3

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Ha pasado un buen tiempo desde que el cobalto se fue a vivir con el azabache.

Durante todo ese tiempo el cobalto empezaba a sentirse incómodo, puesto que sabía que su esposo tenía a hombres que hacían trabajos para él, pero ni siquiera lo veía. Ya que este último escuchó que ellos tenían prohibido verlo. Puesto a que él era del azabache, y no lo dijo como si estuviera protegiéndolo, lo dijo como si fuera de su propiedad.

Quería hablar de ese tema con él.

Así que en la noche cuando estaban en su habitación apunto de alistarse para dormir, se acercó a él.

—Shadow, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Si amor.

—¿Por qué no podemos salir? Digo... es qué... nos la pasamos, mejor dicho, me la pasó encerrado aquí y me gustaría salir un poco y ya sabes no quedarme sin hacer nada. Por algo estudié en la universidad.

Lo miró algo frío.

—Esta casa es lo suficientemente grande y espaciosa para que hagas algo, no es necesario salir.

—Pero...

—Sonic, ya no quiero hablar más del tema. Solo quiero descansar contigo.

Lo tomó de la cintura para atraerlo hacía si mismo, y apunto de plantarle un beso.

—No Shadow —volteó la mirada—, quiero salir, y no lo digo de malas pero... me siento aburrido encerrado aquí. Por eso me gustaría-

El cobalto se quejó de inmediato al sentir con algo le jalaba de las púas.

—Escuchamé esposo mío. No vas a salir de aquí, ¿escuchaste? Nunca saldrás de aquí, no quiero que nadie te vea más que yo, ¿y sabes por qué? ¡Por que eres mío Sonic!, me perteneces, y no puedes hacer nada para evitarlo. Me entregaste tu virginidad y te casaste conmigo, así que hagas lo que hagas, siempre serás mío. Así que no saldras de esta casa, ¿entendido?

El cobalto estaba asustado, y le dolía su cabeza.

—¿¡Entendiste!?

—¡Si, Shadow!

Fue soltado con agresividad y puesto en la cama.

—Ahora solo quiero desestresarme un poco —el miedo invadíaal cobalto al ver como su esposo se acercaba, y no con buenas intenciones.

—Sh-shadow... ¿q-qué vas a hacer?

—Somos esposos, y haremos cosas de adultos amor —susurró en el oído del cobalto—, repetiremos nuestra noche de bodas, al menos así sabras quién es tu dueño.

Lamio su mejilla.

—Estoy indispuesto, quiero descansar —fue lo único que se le ocurrió.

—Pues yo no.

Lo sostuvó fuerte y empezó a ser agresivo.

—Shadow me estas lastimando.

—Cállate, lo vas a disfrutar.

—¡Shadow, basta, por favor!

—¡Cállate de una puta vez!

Recibió una cachetada en el rostro. El cobalto se dio cuenta de lo que hizo.

—Sh-shadow... y-yo... por favor... no me hagas nada...

—¡Cállate si no quieres que cambie a golpes!

El cobalto recibió un golpe en el rostro, dejando una notable marca allí.

—Ahora no te muevas o será peor.

•One Shots• Volumen IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora