•One Shots• Volumen II

Love and Mafia (Pt. 2)

Sonic

Ya paso un tiempo desde que me case con Shadow. Obvio que después de la noche de bodas mi familia vino a revisar las sábanas.

Yo ese instante estaba en la sala.

Cuando salieron de la habitación se acercaron a mí y a Shadow, solo lo felicitaron por según ellos "haberme tomado".

Posteriormente habría un cambio.

Shadow venía de Italia, lo que significa que tendría que irme a vivir con él, a un país que no había visitado.

Me puse triste al recibir la noticia, pues ya no volvería a recibir cartas de ese sujeto. Le tenía apreció a pesar de que nunca nos vimos.

En fin, los días pasaron, justo ahora me encuentro en un avión privado, nos estamos dirigiendo a Italia.

Yo solo veo la vista desde una ventana, nada a mi alrededor me importa. Al menos la vista me sacaba un poco de mi triste realidad.

—Sonic —escuché la voz de Shadow, no volteé la mirada pero le hice entender que lo estaba escuchando.

Sentí como él se sentó a mi lado.

—Debo decirte algo, se que no estabas deacuerdo con esto, pero el acuerdo con tus padres era que... este matrimonio debe durar al menos un año. Solo hasta que ellos vuelvan a la cima. ¿Lo entiendes?

Solo asentí.

Mi frialdad se sintió en todo momento, aún así durante todo el trayecto Shadow fue muy atento, al menos no era mal tipo.

Incluso cuando empecé a tener sueño, él acomodó un sofá para que pueda descansar. Lo que me pareció gentil de su parte.

El viaje duro un buen rato, hasta que el avión aterrizó en Italia. La zona era algo vacía, lo que significaba que nadie sabía que llegamos allí.

Cuando ya todo el aterrizaje estaba hecho, ambos bajamos del avión y bajaron nuestro equipaje.

Cuando salimos de aquella zona ya nos esperaba un vehículo, un auto deportivo. Era la primera vez que veía uno.

Shadow me tomó del hombro, y me dirigió al asiento del copiloto, me sentó y me pusó un cinturon de seguridad.

Pues se me hizo bastante extraño, pues nunca habíamos tenido tal cercanía.

Cerró la puerta y fue directo al asiento del piloto.

Encendió el vehículo y empezó a conducir.

Debo admitir que el paisaje era bastante hermoso. Más que en ese instante la niebla y el bosque lo hacían ver como si estuvieras dentro de cualquier libro de misterio o fantasía.