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Ya no podía oírlos llamándolo y en el silencio envolvente que siguió, no había nada más que oscuridad.

Yo controlo este avión.

Yo gobierno este reino.

Sus voces no os llegarán en este lugar sagrado.

Estiró la cabeza hacia arriba para mirarla a ella, la fuente de la voz, y casi no lo logró, tal era el peso de su presencia.

Juntos sois fuertes.

Solo eres débil.

¿Qué harás ahora, hijo del hombre, ahora que estás tan solo?

Sentía sus extremidades como pesas de plomo. Su mente nadó inútilmente contra la corriente. Incluso respirar se convirtió en una tarea ardua.

Tus vínculos te dieron la fuerza para resistir.

Pero sin ellos tu valentía no tiene sentido.

Tu voluntad, intrascendente.

Sus piernas cedieron y sus rodillas golpearon algo duro. Supuso que era el suelo, pero no estaba seguro. La oscuridad lo impregnaba todo. No podía ver nada delante de él, no podía oír nada más que el fatal zumbido de su voz. Era un ciego que andaba a tientas en la oscuridad. Un hombre sordo maldecido por no oír nada más que las palabras de su enemigo. Y mientras tanto, la oscuridad seguía presionando, sofocándolo, ahogándolo.

Tal fue su destino cuando el hombre consumió el fruto prohibido del conocimiento y cayó de su dichoso estado de ignorancia.

Tal es el destino de toda tu especie.

Él la odiaba entonces. La odiaba con una pasión que lo sorprendía incluso a él. No estaba seguro de ser siquiera capaz de sentir una emoción tan volátil.

Ódiame.

Despreciarme.

Pero sepa que es necesario.

La humanidad exige el fin de todas las cosas y yo soy ese fin.

La amabilidad en su tono hizo que él la odiara aún más. Apretó los dientes y trató de agarrar algo, cualquier cosa, pero la oscuridad se deslizó entre sus dedos como humo.

Es una pena.

Si tan solo hubiera más como tú.

Desafiante hasta el último aliento.

Leales unos a otros.

Dispuesto a sacrificarlo todo.

Entonces tal vez se podría haber evitado la caída.

Pero es demasiado tarde.

Se sentía muy cansado. Muy cansado. Sus párpados cayeron. Luchó contra ello, sabiendo que si se cerraban por completo, nunca volvería a despertar. Sus sentidos se embotaron. Luchó contra ello, sabiendo que perder sólo uno significaría la pérdida de todos.

Un Mesías entre Demonios -  High School DxD y Serie PersonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora