Forever and a Day, A Nakama Fanfic [Borrador]

Capítulo 27: Franky y Merry

El camino de vuelta al Mar Azul después de tocar la campana fue muy parecido al de la última vez, sólo que esta vez Enel seguía en Skypiea tras haber sido regañado más que suficiente por Luffy, o Lord Nika como él creía que era el hombre.

Luffe había mantenido su gear 5 durante un rato más, esperando a que estuvieran bajo las nubes antes de soltarlo. Tembló ligeramente al soltarlo. Antes no había sido capaz de hacer eso, saber que ahora era casi como una segunda naturaleza, era extraño de ver. Luffy siempre había sido poderoso, y habían sido conscientes de que ciertos adversarios no tendrían ninguna oportunidad con cómo eran ahora. Sin embargo, eso no quitaba que siguiera siendo un espectáculo digno de ver. Que el capitán que creían que tenía una fruta del diablo paramecia, en realidad tenía una mítica zoan. Y no cualquiera, sino la de un Dios literal.

"¿Capitán?"

Mirando hacia arriba, y a Robin por donde se acercaba, Luffy asintió: "Lo sé. Espero que esta vez confíes en nosotros lo suficiente como para no creerte lo que Spandam te dijo la última vez. No llegarán a ti, Robin, ni en un millón de años. Asaltaré Enies Lobby todas y cada una de las veces para recuperarte".

Ella sonrió ante eso, antes de negar con la cabeza, "Sé que el capitán y yo sabemos que CP9 no tiene ninguna posibilidad. Habrían caído de todas formas, como antes, pero ahora mismo sé que ni siquiera Lucci sería capaz de llegar hasta ninguno de nosotros."

Resoplando mientras asentía con la cabeza, Luffy contempló el cielo mientras descendían. Saludando mientras se dirigían hacia Water 7. Luffy se puso a dar saltitos al ver la isla en el horizonte. Puede que no pareciera gran cosa, pero eran conscientes de lo que les acechaba allí. Apoyando una mano en la barandilla a su lado, Luffy suspiró cuando sus ojos encontraron a Usopp.

Su francotirador miraba hacia otro lado, también con una mirada triste. "Lo sé, capitán".

El resto miró entre Luffy y Usopp recordando lo que había pasado aquí la última vez. Cómo la pelea que tuvieron hizo que el último viaje de Merry fuera el que viniera a salvarlos a todos. En cambio, esperaban que esta vez fuera otra cosa. Al menos se merecía eso.

Pero me ha encantado cada momento, me alegro mucho de haber vuelto a navegar con todos ustedes.

Luffy sonrió al oír aquello y miró a su derecha, donde de repente había una chica con el pelo blanco y rizado y cuernos parecidos a los de una oveja. Sus manos se retorcían en la falda vaporosa que llevaba, y sus ojos marrones se clavaron en los de él. Una sonrisa brillante ilumina su rostro.

"Me alegro de haber podido vivir esta aventura con usted, capitán. Sé que no estaba destinada a llegar a Laugh Tale con todos ustedes. Sunny puede llevarte allí".

Usopp se atragantó al verla, casi como si no pudiera creer lo que estaba viendo. Luffy sonrió a su francotirador: "Sabes que los barcos que tienen suficiente edad y reciben suficiente amor desarrollan un Klauberman, ¿qué te hizo pensar que Merry era diferente? Llevará algún tiempo, pero Sunny ya tenía uno cuando pasamos por la isla Fishman".

Mirando a Luffy con incredulidad, su capitán se limitó a sonreír. Merry soltó una risita: "Un capitán sabe cuándo su barco desarrolla un Klauberman. Eso demuestra lo gran capitán que es, y cómo la mayoría de los capitanes siempre saben lo que pasa; en su barco. Sólo tienen que escuchar".

Tarareando, Luffy levanta el brazo, sonriendo mientras Merry se entierra en su costado como si perteneciera a ese lugar. Y así era, Shanks le había hablado del Klauberman tanto del Oro Jackson como del Red Force, de cómo los grandes barcos eran capaces de hacer cualquier cosa por su capitán. Incluso serían capaces de navegar ellos mismos, sólo para ayudar a sus Nakamas. Había tomado a Luffy por los hombros para decirle que un Klauberman necesitaba ser apreciado, no todos los barcos los desarrollaban y dejarlos solos era como dejar morir a los preciados Nakama. Shanks se había estremecido al revelarle que cuando Roger fue a su ejecución, fueron tanto Roger como el Oro los que murieron aquel día.