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Los lunes son los días más odiados para Nishimura Riki, odia tener que ir a la universidad, odia tener que ser nuevo, odia que tener que levantarse más temprano para tomar el estúpido autobús.

Bufa tomando su mochila y baja las escaleras, su familia se encuentra desayunando pero él ni se inmuta, pasa de largo sin verlos y deja a su madre con la palabra en la boca.

—Buenos...— días, que tengas buen día hijo. Termina mentalmente la frase, el señor Nishimura niega con decepción en dirección a su esposa, piensa que es su culpa no haber criado bien a ese insoportable mocoso.

Niki se había puesto aún más insoportable, a fin de cuentas prácticamente sus padres le obligaron a estudiar administración y pagaron por el lugar de su hijo en aquella universidad.

Su estómago gruñe en respuesta a su falto desayuno y por si eso no fuera poco, se atraso peinándose y ahora le tocaba correr hasta la parada de autobuses. Apenas y llega, saca el poco sencillo de su bolsillo y le paga al conductor, hace un calor infernal y el estúpido autobús por si no fuera poco va totalmente lleno, bueno, nada diferente a viajar en tren en su natal tokio.

Niki no es malo, aclaro, él sólo quiere volver a su país, con sus padres y su abuela. Extraña a los gatos callejeros que alimentaba, extrañaba la vida movida ahí. Odiaba haberse mudado y sobre todo odiaba tener que estudiar algo que no le gustaba.

El chofer del autobús no es cuidadoso, frena de repente y varias veces le toca a Niki golpearse, harto se abre paso por el mar de personas y con trabajo llega a los asientos finales.

Es entonces cuando ve a un chico con su mismo uniforme, se aferra a su mochila como si se la fueran arrebatar, está escuchando música lo sabe por los audífonos todos enredados que se notan, tiene la mirada perdida y su boca se mueve, está tarareando la canción, seguramente.

Niki se le queda viendo y el desconocido parece notarlo, porque levanta la vista y el japonés puede apreciar los dulces ojos del chico, entonces le sonríe y se sorprende gratamente al ser correspondido.

Y entonces casualmente se pellizca ¡está despierto! No es un sueño, luego nota cómo el muchacho le sede el asiento a una anciana y se sujeta a unos cuantos metros de él, y eso confirma que el chico no es un ángel que Niki sólo ve, tal vez si sea un ángel, pero no el ángel exclusivo de Niki.

Y el solo pensar aquello ocasiona que su garganta se seque.

No deja de mirarlo y regalarle sonrisas que para su beneficio son todas correspondidas.

Niki no creía en el amor a primera vista hasta que vio a ese chico.

Minutos más tarde el autobús para y ve al chico acercarse a la salida, él se queda estático viéndolo y es entonces cuando lo ve sacarse un audífono.

—¿No vienes?— murmura dulce sujetándolo de la mano para poder bajar y Niki solamente sonríe, bajando detrás de él, disfrutando del suave y cálido tacto de sus manos.

—¿Cómo...— el chico le interrumpe.

—Mi nombre es Sunoo y no, no tengo novio.— entonces algo en Niki despierta, ¿era así de directo y atrevido siempre?

Luego siente que le suelta y la agradable sensación en su mano desaparece.

Niki se queda parado viéndolo desaparecer con rapidez entre en la multitud.

Mi nombre es Niki— murmura a la nada, mientras comienza a caminar.

Ahora tenia un gran motivo para venir a la universidad y el camino en el autobús ya no le parecía horrible.

Obsession ⪼ SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora