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Sunoo temblaba del miedo puro, el japonés estaba callado, más de lo usual y eso solo significaba que probablemente le esperaba algo muy malo al llegar a casa.

Niki ejercía presión en su mandíbula mientras sentía su corazón oprimirse, amaba a Sunoo más que a nadie y sí alguien lo alejaba de su lado moriría del dolor. Su mente comenzó a hacerle malas jugadas imaginando futuros dónde él coreano no estuviera a su lado y sin darse cuenta tenía los ojos llenos de lágrimas.

—Llegamos.— murmuró Sunoo con la voz aterciopelada y él volteó a verlo asintiendo con la cabeza. Sunoo tenía una voz muy dulce, aún cuando su vida corría peligro.

No tardaron mucho en bajar del auto y cómo se había vuelto costumbre la casa del coreano se encontraba solitaria. Los vellos de su piel se erizaron al sentir los brazos de su novio rodear su cintura y antes que pudiera comenzar a patalear y llorar sintió cómo el chico apoyaba su cabeza en su hombro sin hacer otro movimiento.

¿Era una nueva faceta?, ¿Qué diablos sucedía ahora?

—Perdón— corto y preciso, Sunoo se volteo para verlo y notó los ojitos llorosos del japonés.
—Por todo Sunoo.— acabó su oración y el coreano estaba estupefacto ante aquellas declaraciones.

—¿S- sucede algo? Estoy muy confundido Niki.— el mencionado negó con la cabeza, abrazando al chico con fuerza a su cuerpo.

—Te amo Sunoo, te amo muchísimo. Eres lo que más amo en este mundo y no quiero que nadie me aparte de tu lado.— dejo repetidos beso por su rostro, desesperado, cómo si Sunoo lo estuviera dejando y él rogara por perdón.

—Yo también te amo Niki.— Sunoo le sonrió con dulzura antes de dejar un inocente besito en sus labios, sonrojándose segundos después.

Niki lo observó con ternura, Sunoo era el chico perfecto a sus ojos, a veces sentía que no cabía el amor en su pecho y que podría explotar en cualquier momento. Sunoo le entendía, era paciente, obediente, sumiso y sobre todo, era solamente suyo.

—¿Ordenamos algo de comer y te hago cariñitos?— propuso Niki con una sonrisa, sonrisa que convenció a Sunoo.

Así la tarde pasó en ver cosas aleatorias en la tv, darse cariñitos, besitos y disfrutar el uno del otro.

Cómo si el japonés no estuviera mal y el coreano fuera una víctima.

Sunoo pedía a Dios que todos los días fueran así, pero si Dios no escuchó a Niki cuando era niño, ¿Por qué debía de escuchar a Sunoo ahora?

Obsession ⪼ SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora