• Victoria •
—¿Te encuentras un poco mejor? —alce la mirada encontrándome esos ojos azules, tome la taza con algo de té que me extendía y bebí un poco de ella. Erwin también tenía una taza en sus manos y se sentó a mi lado—
Aún nos encontrábamos en mi consultorio, pero estábamos a oscuras, lo único que nos iluminaba era una pequeña vela y la luz de la luna. Ahora estaba sentada en una de las camillas de mi consultorio, rodeada con una sábana viendo el líquido amarillo de mi taza.
Estaba pensando y pensando que estaba volviendo a olvidar que no estaba sola, al parecer mi semblante fue muy notorio que sentí como mi pareja tomaba mi rostro entre sus manos dándome un profundo beso, logrando sacarme de ese trance.—No te vuelvas a ir, estoy aquí Victoria —tomo una de mis manos y la puso en su pecho cubriéndola con la suya. Sentí sus latidos— por favor, confía en mi.
Dejé la taza en la pequeña mesa a mi lado y me giré para abrazarlo, mis piernas rodearon su cintura y mis brazos su cuello. Necesitaba tranquilizarme, quería contarle de mi vida y el motivo de por que mi estado, quería abrirle mi corazón y dejarle saber mis secretos.
Sus caricias en mi espalda me hicieron suspirar y solo comencé hablar.—Es bien conocido que los Lancrotte es una gran familia con buena fortuna e influencias, desde que era muy niña lo sabía. Que mi familia no era cualquier cosa y estaba un poco orgullosa de ello, había crecido con la enseñanza de honrar a tu familia y jamás perjudicarlos —me detuve un momento— cuando fui creciendo me di cuenta que no era más que una fachada que trataba de guardar las buenas apariencias y que no era más que una familia con muchas carencias emocionales que dañaban a todo aquel que se acercara.
La historia era larga, lo sabía, pero quería que supiera todo. Tenía la confianza de contárselo.
—Desde niña fui sometida a numerosos estudios rigurosos y me exigían que siempre de lo mejor de mi para nunca defraudar a mis padres, lo hice. Como todo niño solo quería hacer lo que los adultos querían y ser elogiada por mis buenas acciones y ser querida por las personas que me criaron. Nunca recibí tal afecto de su parte, descubrí que mis padres no me querían, de hecho tenían un resentimiento hacia mi. Mi padre me ignoraba y mi madre cada vez que me veía podía ver el odio en sus ojos, no entendía que pasaba, se supone que estaba haciendo mi mayor esfuerzo para no defraudarlos.
Iba haciendo pequeñas pausas mientras indagaba en mi deshonroso pasado, así es como lo catalogaba.
—La Victoria de diez años veía claramente la diferencia de tratos que le daban a ella, a su hermano mayor y menor. Si bien nunca me faltó comida, el trato comenzó a cambiar de la indiferencia de mis padres a la agresión física. Con diez años comencé a recibir castigos severos, desde golpes con látigos en las pantorrillas o en la espalda hasta sangrar, por la cosa más mínima. Había empezado ese ciclo de abusos y no veía final, cada vez los castigos eran más y más fuertes. El que me hizo llegar a mi límite fue el ser golpeada hasta quedar inconsciente por un sirviente, quien recibió órdenes de mi madre.
No tuve ayuda, nadie intervino para protegerme, solo quedé ahí tirada un buen tiempo hasta que se dieron cuenta que no respondía y rápidamente me llevaron con un médico. Tenía doce años y a esa edad solo decidí darme por vencida con el cariño de mis padres, sabía que haga lo que haga no recibiría ni una sonrisa de ellos. Así que tome la decisión de hacer las cosas a mi manera, me volví rebelde, me escapaba de clases y era grosera con todo el que se me acercara. No confiaba en nadie por que nadie estaba de mi lado y me aislé de todo el mundo, incluso si no tenían la culpa...
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Lluvia Cálida//Erwin Smith
FanfictionÉl tenía muy en claro su objetivo, siempre puso sus sueños por encima de los demás y seguirá así hasta alcanzarlos, aunque eso le cueste la vida. Entonces, ¿Qué diablos pasó cuando esa jovencita de cabello brillante y hermosa mirada llamó su atenció...