15. Recuerdos de un lamentable pasado

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• Victoria •

Solté todo el aire que retenía en mis pulmones observando la gran puerta blanca frente a mi, al tocar el timbre no tarde en ser recibida por una sirvienta quien parecía conocerme y su semblante cambió completamente a uno sorprendido.

—Señorita, sígame por aquí. La señora Adriane la está esperando —asentí, mi visita aquí ya estaba prevista y se habían preparado para ello—

Trate de no observar los alrededores, realmente cada lugar de la mansión me traía un mal recuerdo y me preguntaran. Victoria, ¿Por que tu abuela estaba en la casa de tus padres y no en su hogar? Pues mi padre insistió tanto en traer a la abuela con él y hacerla vivir en la misma casa, al ser el único hijo de mi abuela, ella acepto.
Aunque es como si viviera sola, por que mi familia nunca pasaba en casa y la dejaban sola, así como yo lo hice.

—Señora Adriane, la señorita Victoria está aquí —dejé de apretar mis manos entre sí y decidí entrar a la habitación—

Una habitación con muy buena iluminación y muy bien cuidada, al menos me sentía tranquila que mi padre si tuviera los cuidados decentes con mi abuela. Vamos Victoria, pasaste día y medio de viaje aceptándolo, no te pongas nerviosa ni mucho menos hagas algo que preocupe a la única persona que te quiere en este maldito lugar. Pensé.

—Hola abuela, ha pasado mucho tiempo —dije acercándome poco a poco, pude visualizarla. Estaba sentada, aún con su pijama y con un libro en sus manos, yo conocía ese libro—

—Ouh cariño —expresó dejando inmediatamente el libro, sus ojos me mostraban alegría. Ella estaba feliz de que estuviera aquí— por favor acércate más, deseo abrazarte.

Eso hice, finalmente llegué hasta a una distancia muy corta y ella no dudó en abrazarme con toda su fuerza. Al principio me mostré algo incómoda, pero la abracé de vuelta y cerré mis ojos, la había extrañado también.

Luego de una media hora, seguíamos en su habitación, ella sentada en su cama contándome todo lo que ha pasado con una voz emocionada y yo escuchándola sentada desde un silla cerca de ella. Sonreí melancólica dejando la taza de té a un lado.

—Conocí a una pequeña niña, su nombre es Crista, es una huérfana —asentí con una sonrisa para que siguiera con su relato— su madre murió y ella no tenía donde más ir, decidí tenerla como mi pequeña damita de compañía, en estos momentos está en los jardines buscando flores para mi. Todos los días lo hace.

—Es un acto que esperaba de ti, siempre andas salvando a personas —ella sonrió, después de todo siempre he admirado a mi abuela. Ya que era un gran médico en su juventud, pero conoció a mi abuelo quien era un comerciante de fármacos y con él fundó lo que es ahora la empresa farmacéutica más grande entre las murallas— espero verla mientras esté de visita.

—Si, ella también desea conocerte, le he enseñado retratos tuyos —reímos— y también le he hablado de la maravillosa nieta que tengo. Te admira

Unas cuantos relatos triviales más y creo que ya era momento de hablar de lo que realmente importaba.

—Abuela, fui notificada por mi comandante de la gran suma de dinero que recibieron con el apellido Lancrotte —dejé la taza de té a un lado, ya estaba vacía— ¿Tienes algo que decirme?

Ella me miró por unos segundos y sonrió algo afligida.

—Lo siento, solo quería mostrarte mi apoyo de alguna u otra manera. Ya que dinero es lo único que me queda ahora, me he sentido muy sola y esta vieja enferma solo quería verte, sé que mi salud no mejora, pero estoy feliz de verte. Estás hermosa, eres igual a tu madre —trague saliva, todos en mi familia sabían que no era más que una hija ilegítima— por favor cariño, no pongas esa cara cuando menciono a tu madre, ella te amaba.

Lluvia Cálida//Erwin SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora