1. Fuera de casa

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• Victoria •

Año 842

—¡Diosss! Estoy agotada, me muero —giré a mi derecha viendo a mi compañera de habitación, Nanaba, quejarse tras llevar dos cajas de provisiones a los almacenes del cuartel—

—No creo que sea tan malo, no son tan pesadas —dije con una sonrisa dejando tres cajas en el suelo, me había ahorrado hacer mucha caminata de ida y vuelta —¿Estás bien?

—¡Claro que son pesadas Vick! —exclamó mi apodo, tenía el ceño fruncido y eso me hacía gracia— tú te lo tomas con calma por que eres fuerte, esas cajas pesan como 25 kg cada una.

— 75kg, no es tan pesado —dije con simpleza agarrando las cajas de Nanaba y metiéndolas al almacén —

—Viéndote cargando esas cosas nadie pensaría que eres una señorita de mitras —la miré, ella sonrió— pero tú apariencia dice lo contrario, ay Vick. De verdad no sé qué pensabas al haberte unido a la milicia, bien podrías ser reina de belleza.

—Ya te lo dije, quería conocer el mundo y esas cosas —le reproche comenzando a caminar hacia el comedor, el sol ya se estaba poniendo—

—¿Te unirás a la legión? —ante su pregunta alce mis hombros, aún no estaba segura de ir a la legión o simplemente quedarme en la guarnición. Todo menos la policía militar y volver a Sina—

Sería como volver a cero

—Es una posibilidad, aún no estoy segura de querer ser devorada por titanes allá afuera

—Pues piénsalo esta noche, recuerda que ya mañana nos graduamos y tenemos que escoger la rama que deseamos. Aunque yo si me quiero ir a la legión, escuché que hay puro guapo ahí —rodé los ojos, Nanaba si tenía unos pensamientos algo extraños. Pero era divertido y la quería—

Ella era mi primera compañera y amiga en el transcurso de estos tres años, haber ingresado con 16 y no saber hacer absolutamente nada, ni siquiera barrer. Había sido fatal, pero por suerte la tuve a ella que me ayudó y ahora estamos donde estamos.

—Yo estoy entre la guarnición o la legión —hablé, había entrado al comedor el cual ya estaba lleno y se podía ver a la mayoría de reclutas comiendo y celebrando el final de esos tres años de tortura —

—Vámonos a la legión, podría ser interesante —la miré con extrañeza, pero aún así, suspire —

—Lo pensaré —reí un poco mientras servía mi comida, hoy habría carne por el fin del curso —

Alce la mirada y pude ver hacia la mesa de mis superiores, ahí se encontraba el general Malek, quien había sido nuestro instructor en esos tres años y carajo, si que habían sido duros los entrenamientos con él. Claro que, al ser una jovencita de Sina habían agarrado riña conmigo, pero supe demostrar que no debían meterse conmigo.

Todo gracias a mi gran resistencia y fuerza, que recién descubrí que tenía cuando comencé con los entrenamientos. Estaba feliz, había descubierto muchas cosas de mi misma en este lugar y dejarlo el día de mañana, me ponía un poco melancólica.
Nanaba también tomó su comida y nos dirigimos hacia las mesas, los demás no tardaron en darse cuenta de nuestra presencia y como ya era costumbre, la mayoría de chicos intentaron entablar una conversación conmigo. Solo que son eso, chicos queriendo llamar la atención y no midiendo sus palabras.

Lluvia Cálida//Erwin SmithDonde viven las historias. Descúbrelo ahora