i really need you daddy [Levi x lectora]

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—Ve a casa, no te veo bien ________-me habla Nanaba y suspiré.  He estado trabajando aún estando con gripe, este cambio de clima me golpeó demasiado fuerte— y tranquila que tu puesto esta asegurado, no vamos a despedirte.

—Gracias Nanaba—sonreí mientras juntaba mis cosas para irme.

Me despedí de ella y salí del negocio, subí al piso donde estaba el local de Levi para poder avisarle que volvería. Al llegar él estaba organizando las nuevas prendas de vestir masculinas que acaban de llegar al parecer.

—Hola...—Dije desganada y él voltea a mirarme junto con Erwin.

—¿Qué te pasó? Estás palida— preguntó Erwin, levi dejó caer la bolsa que tenía en manos y se acercó a mí.

—Solo estoy con gripe, me iré a casa—respondí mientras que mi novio coloca su mano en mi frente.

—Tienes fiebre.

—Sí, es por eso que iré a casa—respondí y el acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

—De acuerdo—asintió y me abrazó—por favor, llega a casa y date un baño tibio, iré en cuanto termine con esto ¿Esta bien?.

Sonreí sintiéndome tan completa a su lado, le di un beso despidiéndome de él y luego de erwin. Salí y tome el autobús.

Al llegar me di un baño para bajar mi fiebre, mientras miraba el techo pensando en todo lo que invadía mi cabeza. Era tantas cosas que no sabia como exactamente acomodarlas pero traté de no estallar, suspiré, estaba algo nerviosa porque al otro día seria nochebuena y eso lleva a navidad, cumpleaños de Levi y además... la propuesta.

Al salir envolví mi cuerpo en la toalla saliendo del baño para vestirme. Saqué el estuche con el anillo dentro, observé y no pude evitar no sonreír al imaginar que faltaba tan poco para proponerle matrimonio a mi novio, lo guardé y me vestí, me sentía un poco mejor pero aun así me acomode entre las sábanas.

No me di cuenta en que momento me quedé dormida pero desperté gracias a sus caricias en mi espalda, abrí mis ojos y ahí estaba él, con su rostro mostrando lo preocupado que estaba.

—¿Te encuentras bien?—me pregunta acariciando mi mejilla.

—Estoy bien—respondí asintiendo ligeramente, a decir verdad, sí, ahora que estaba él me sentía mucho mejor.

Él me da un beso en mi frente y sale de la habitación, yo me levante siguiéndolo hasta la cocina. Esa noche me prepara una sopa de verduras con pollo.

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Ese día, dios, era nochebuena. Me encontraba cenando con mi familia, mis nervios estaban a flor de piel. Esperando a que sea buena noche para encontrarme con él y poder proponerle, él, estaba con su familia, a pesar de vivir con él y pasar la mayor parte de mis días a su lado, lo extrañaba.

—Es hoy —murmura mi madre y asentí —bueno, en realidad sería "Mañana".

—Mamá, estoy nervisa—solté y suspiré con nerviosismo, algo temblorosa y ansiosa.

Mi madre se acerca a mí y me abraza dándome un beso en mi cabeza. Me sentí completamente diferente gracias a su abrazó reconfortante.

—Eres una mujer muy especial y única hija—murmura mientras peina mis cabellos, estaba tan sensible ante esa situación.

—Gracias mamá—asentí sintiéndome tan especial gracias a sus palabras.