2. Sedante

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Podía jurar que ya había perdido la cuenta de cuantos días llevaba sentado en esa silla incomoda del hospital, cada dia se le hacía eterno. 

Apenas supo de todo lo que habia ocurrido con su pareja, se instalo en el hospital con únicamente lo que traía puesto. Incluso seguía teniendo su atuendo policial.  

Insistió muchas veces para que le permitieran ver a Conway, pero los doctores se lo denegaban diciéndole que ver al superintendente en ese estado podría afectarle a la poca salud mental que le quedaba al rubio. 

Hasta la Doctora Castro le rogo que abandonara el hospital, y que cuando Conway estuviera mejor y sin tantos tubos invadiendo su cuerpo, ella misma lo llamaría para que pudiera verlo. 

Ya habian pasado 3 días desde que Gus seguía allí en el hospital, Isidoro iba una hora por dia a verlo. Le llevaba una vianda de comida, muchas golosinas de bolsillo, y lo más importante, llevo varios cambios de ropa para él y los guardo en el auto personal del rubio. Sabia perfectamente lo terco que podia llegar a ser el inspector, asi que solo se dedicaba a asegurarse que estaba bien y se marchaba sin hacerle muchas preguntas. Gordon y Kylie, quien había salido victoriosa de su pequeña operación, también querían estar allí para él, pero por algún motivo, Gus solo permitía que Isidoro entrara a verle.

En cuanto salió de las duchas que los doctores amablemente le prestaron, vistio una camisa roja con cuadros negros, unos jeans negros y se dirigió una vez más a los pasillos del hospital totalmente decaído. 

Cada día que pasaba alli, el rubio parecia deteriorarse cada vez más, sus pensamientos no dejaban de darle vuelta en la cabeza. ¿Y si las grandes promesas que se habían hecho mutuamente eran llevadas por el viento? ¿Y si Conway lo abandonaba como lo terminaban haciendo todos? ¿Y si...? ¿Y si...? 

Ante el estrés, ante todas las incógnitas que rondaban por su mente, algo hizo cortocircuito dentro de él en cuanto vio por unos segundos, a alguien muy similar a él. Vestía pantalones y camisas a rayas rojas y azules, podría jurar como vio que ese payaso entraba a la habitación donde estaba el superintendente. Pero en cuanto Gus quizo seguir sus pasos, se desplomó directo al suelo. Antes de perder la consciencia, lo supo. Aquella puerta que había cerrado hacia algunos años, intentaba abrirse y dejar salir a ese maldito payaso. 

Todo se volvió oscuro para el rubio, y en la lejanía podía escuchar como los médicos estaban haciendo alboroto para poder atenderlo, hasta logro escuchar como Castro gritaba su nombre totalmente preocupada. 

Mientras tanto, en el otro lado de los Santos. 

Freddy patrullaba con Isidoro, podría admitir que el alumno promesa le sacaba de sus casillas con todas las tonterías que salían de su boca. Pero para ese entonces, las bromas de Isidoro eran lo único que lo mantenian cuerdo. 

Desde que paso el incidente de Conway, Trucazo mismo junto a Holliday se habían encargado de despedir a todos los agentes inoperantes. Mientras que el subinspector Gordon y el inspector Murray se hacían cargo de la investigación que tendría que llevarlos al paradero de la banda que atracó ese trágico Fleeca. Que dejó como consecuencia en jaque a la comisaría de Los Santos, dejando a su pilar más fuerte fuera del juego. 

— ¿Quieres ir al Vanilla a beber algo? — Dijo Isidoro con una gran sonrisa mirando al comisario quien estaba manejando. 

Freddy salió de sus pensamientos y lo miro brevemente. — ¿Ya harás tu 10-10?

— Llevo 8 horas patrullando, estoy cansado Freddy. Pero puedo quedarme si lo necesitas.

Al oírlo, desvío el andar del Zeta para dirigirse a la Comisaria.— No, no te preocupes. No tengo ganas de beber, aprovecharé a hacer el papeleo pendiente en comisaría. 

When the saints go marching || FreddytaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora