5. La razón de Kylie.

866 103 0
                                    


Gustabo abrió los ojos, como siempre la luz del sol filtrándose entre las cortinas de la ventana, era lo que lo despertaba.
Se removió entre las pesadas sábanas de la cama, quitándolas. Se sentó en la cama intentando procesar lo de anoche,
con Freddy se habían bajado una media botella de un excelente whisky que tenía guardado el Comisario.

Recuerda que vieron unos capítulos de la ley y el orden, comieron unas botanas saladas, y todo transcurrió con normalidad. Chequeo la hora en el móvil, marcaba las 11 de la mañana, el inspector se había quedado dormido encima del pecho de Freddy, las caricias que le dio en el cabello lo habían hecho dormir tan profundamente que no recordaba siquiera escucharlo cuando se marcho.

Se levantó de la cama, tendió las sábanas y acomodo las cinco almohadas correctamente. Seguidamente recorrió la casa únicamente para asegurarse de que el otro hombre ya no estaba allí, una vez lo confirmo, se preparó para salir hacia Comisaria, tal y como le había dicho a Freddy la noche pasada, retomaría sus funciones como inspector en jefe.

Salió de la casa con una rodaja de pan metida en la boca, se metió en su auto personal y mientras comía el pan lactal, se dirigió a Comisaria. El rubio iba mirando constantemente el espejo retrovisor, con la inseguridad de estar siendo seguido. Sabia perfectamente que la CIA tan solo los estaba siguiendo por precaución, ya que pensarían que con la ausencia de la misión principal de todos, los agentes encubiertos iban a revelarse o algo por el estilo, Freddy le había dicho que le hizo una amable petición para que retiraran a los agentes de seguimiento, y por lo que se podía apreciar, habían accedido, lo cual, llamo mucho la atención de Gustabo.

Al llegar al estacionamiento de comisaria, dejo su coche aparcado en uno de los espacios libres. Al bajar encendió un cigarro, y observo con curiosidad un coche deportivo negro que también estaba aparcado allí. Al costado del mismo, tenia unas letras blancas en platino, que decía F.B.I., Buro federal de investigaciones de Los Santos, Gus comenzó a insultar en su mente, se le había olvidado completamente la conversación de ayer.

Se puso de servicio, al ver que freddy estaba en H-50, se colocó en Zeta 10.

— Garcia, ¿Dónde estás? — La voz gruesa del comisario se hizo oír por radio.

— En el parking de comisaria.

— Quédate allí, llegaron nuestros invitados, tienes que saludarles.

—10-5. — dijo rápidamente, en lo que, a las prisas, saco un zeta y se montó en él. — Hay un robo a tienda, parece ser importante. Las visitas pueden esperar.

— Garcia. — Repitió Freddy, mientras ingresaba al estacionamiento con su auto personal.

Gustabo apenas vio el auto de freddy entrando, el apretó el acelerador y salió a toda prisa del estacionamiento, mirando al frente fingiendo no haberlos visto. En cuanto miro por el espejo retrovisor pudo ver como un hombre alto de cabello platinado salía del auto, acompañado por un hombre de menor estatura, con cierta cresta característica de color celeste.

Era claro que la alarma del robo a tienda, se lo había inventado. Así que encendió otro cigarro y se dispuso a patrullar con normalidad, evitando así toda responsabilidad, al menos de momento.

— ¿Me copia, Inspector jefe Garcia? — Interrogo una voz de dulce sonar femenina por la radio.

— Adelante, señorita. Suba.

— Aquí la agente Johnson, señor. ¿Usted está patrullando solo? Hay Marys suficientes, ¿Le gustaría patrullar conmigo?

— 10-4, Kylie. Envíame 10-20 y voy a por ti. — Una vez tuvo la ubicación de su amiga, fue a por ella. Le llamo la atención ya que marcaba que estaba cerca del Uwu café.


Al llegar a la cafetería aparco el zeta, y al no ver a la rubia allí se bajó a inspeccionar. La excusa perfecta para entrar y comprar un vaso de café podría aprovechar y desayunar algo, la rodaja de pan le había resultado poco con tan mal trago que le dejo ver el vehículo del buró Federal en comisaría.


Al entrar al café, reviso las mesas y pudo ver a la rubia sentada allí. Se acercó a ella con una gran sonrisa. — Hola Kylie.

— ¡Gus! ¡Cuánto me alegra verte! Espero que no me regañe mucho por esto.— Dijo con cierta pena, la mujer traía consigo lo que parecía ser una cangurera sujetada a su torso, quitó uno de los seguros para poder mostrarle al inspector a la pequeña bebé que llevaba allí.

— Hostias. — Un poco sorprendido Gus se acercó aún más para poder ver la cara de bebé, normalmente, no le gustaban los niños. Pero joder que esa pequeña niña tenía la cara tallada por los ángeles, se lucía tan tranquila durmiendo.

— La realidad jefe es que he perdido mi teléfono móvil. El señor Trucazo me ha dado permiso de patrullar ordinariamente con la niña, hoy no tenía con quien dejarla, pero mi binomio nos ha dejado tiradas aquí.

— ¿Quién ha sido el cabron que te abandono con la niña? Ya mismo se puede considerar despedido.

— No, no. No es necesario, es que le surgió algo importante y quizá se olvidó de dejarnos en Comisaría. Por eso le he llamado

Gustabo se cruzó de brazos, la explicación de Kylie le sabía a poco y más aun, no era ninguna excusa válida como para dejar tirada a una compañera con su pequeña bebé. Suspiro levemente y un ruido totalmente agudo salió de su estómago.

Entonces Kylie se echó a reír al escuchar el ruido del estomago de su superior.
— No me diga, no ha desayunado. Siéntese, he encargado dos cafés, ¿Podríamos beberlos aquí y luego salir a patrullar?

— Sinceramente, me parece una idea espléndida. — Finalmente el rubio tomo asiento frente a Kylie. Saco la PDA y salió de servicio.

— ¿Ya puedo dejar las formalidades a un lado?

— Claro que sí, Johnson baby. — Dijo Gus guiñándole un ojo. — Esa bebé tuya se ve tan bonita. Podría jurar que se parece a ti de niña, me acuerdo de esa foto tuya que me mostraste hace tiempo.

— ¿Verdad que si? Su nombre es Mía. Con todo el alboroto que hubo en la malla en estos últimos meses, jamás he podido presentarla. A la niñera le surgieron problemas y me la ha dejado a una hora de entrar en Comisaría.

— Ya, pero es peligroso que la hayas traído Kylie. Un patrullaje ordinario no quita el riesgo, a mí me dejaría más tranquilo que te quedarás en alguna oficina haciendo papeleo, ¿Sabes?


— Ya lo sé, cielos, me haz dicho lo mismo que me diría el superintendente en tu lugar.

Gus asintió levemente, una mesera del Uwu se acercó a ellos y les dejo dos vasos de café, junto a un plato con medialunas. También le dejo a Kylie un pequeño biberón con leche calentada en su interior.

— ¿Quieres hablar un poco sobre lo que pasó con el superintendente? Quise hablar con Isidoro pero no me ha querido explicar mucho.

— Según me han dicho fue culpa de la inoperancia de la malla. Pero Kylie, si Conway no te hubiera empujado, esa bala hubiera ido directo a tu cabeza...Yo..no quiero ni pensar que hubiera pasado si él no hubiera intervenido, esa criatura se hubiera quedado huérfana.— Dijo seriamente, mirando a la bebe en la cangurera.

— Lo sé...Pero el sentimiento de culpa que tengo Gus, es horrible. Y lo peor es que la banda que atracó ese Fleeca parece que se esfumó por la tierra, actualmente la investigación está frenada. Gordon y Murray no tienen de ningún hilo del cual tirar...

Gus hizo una pequeña mueca y bebio de su café.— Lo único que importa aquí es que estás sana y salva, el disparo que te dieron en el abdomen ha sido algo superficial, ¿Verdad?

— Si, han querido revisar y por eso me han operado. Las balas que utilizaron estaban contaminadas con un hierro tóxico. Si solo me hubieran suturado, igual me moriría por toxicidad.

— Mira...Solo quédate con el sentimiento de que la última voluntad de Conway fue salvarte.

— Por cierto, ¿Te has enterado de las novedades?

— ¿Cuáles?

— Dicen que han venido dos agentes del buró federal, se ha dicho que son los directores. Pero ya conocemos a esos dos agentes.

— El director Pérez y el subdirector Volkov. — Interrumpió Gus a Kylie.

— ¿Que tal llevas eso? Recuerdo que no terminaste en buenos términos con ellos.

— Pues...digamos que me escape de comisaría con tal de no verlos. Saca tus conclusiones.

Kylie no pudo evitar reírse.— Ya, han pasado muchos años Gus. ¿Y si los confrontas? La ausencia de Conway parece que viene para largo, y el FBI se quedará hasta nuevo aviso, no puedes vivir huyendo de ellos.

— Sinceramente, poco me importa si caigo bien o mal a los del FBI, no me interesan.

— Gus.— Reclamo seriamente la rubia, llamándole la atención al inspector sabiendo perfectamente que le estaba mintiendo. — ¿Por qué me quieres mentir?

— Perdóname, ¿Sabes cuantas cartas le he dejado a Horacio? Le dejado un montón de cartas, desde que nuestros caminos se separaron después de la explosión en la iglesia, he intentado muchas veces retomar contacto con él y no me ha hecho caso, es más, cada carta que le he enviado, me ha sido regresada. Me ha costado mucho trabajo aceptar que ya no me quería en su vida, son muy pocas las personas que siguen conmigo, a pesar de tener...A este payaso dentro de mi cabeza. El que de verdad me da igual, es Volkov, nunca nos hemos tolerado el uno al otro, pero no puedo dejar de pensar que el distanciamiento de mi hermano se debe en cierta parte a él.

— ¿Crees que el señor Volkov ha influido en Horacio?

El rubio asintió de mala manera mientras comía una de las medialunas.

— Bueno Gus, míralo de esta manera, todo lo que te ha dejado atrás, te ha abierto puertas nuevas, a personas nuevas. Quizás Horacio no está más en tu vida, pero me tienes a mí, a Isidoro, lo tienes al señor Trucazo, y sin mencionar. — Kylie extendió una de sus manos y sujeto la mano de Gustabo, para señalar el dedo anular izquierdo del Inspector, donde reposaba el anillo de compromiso que compartía con el superintendente.

Dicha acción hizo que una pequeña sonrisa saliera de Gustabo, tanto tiempo que había pasado, jamas se había parado a pensar en las palabras de Kylie.
Pero era verdad, Gus podía considerar que ya no estaba solo, ni jamás lo estaría. Viendo todo desde otro ángulo, quizá solo así, podía considerar que mientras algunas puertas se le cerraban en la cara, algunas se le abrían de par en par.

Pero aun asi, tenia miedo. Miedo de lo que le podría esperar en el futuro, y la constante amenaza de perder a Jack le hacían eco a cada instante en le costaba centrarse en otra cosa que no fuera en su prometido.

Sin mencionar siquiera que Gus no participo en el mortal Fleeca, y que le había dicho a Kylie que no debía culparse, las razones de Kylie, eran asi, quizá debería de estar utilizando su propio consejo para si mismo.

Que, para culpas, su cabeza ya lo hacía responsable a él. Quizá si él no se hubiera entretenido con una persecución y acudía al Fleeca, las cosas serian diferentes ahora.

Quizá el que estaría en la cama del hospital peleando por su vida seria él, definitivamente hubiera preferido eso.

When the saints go marching || FreddytaboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora