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리키: Cuando Te Ayuda A Estudiar

Lágrimas escapaban de tus ojos mientras intentabas estudiar matemáticas, estabas tan frustrada.

Esa parte de la biblioteca estaba vacía, siempre venías aquí para concentrarte pero estos días el estrés te estaba matando, "Tienes que esforzarte más" te habían dicho tus padres.

Intentabas contener tus lágrimas y ser silenciosa pero simplemente ya no podías. El exámen era en dos días y aún no entendías nada.

-Huh, hasta que al fin te encuentro- habló una voz conocida. Era Riki, a ese chico le encantaba molestar a todo el mundo y claro que lo molestabas de vuelta pero hoy no estabas de humor para lidiar con él. Te limpiaste la cara lo más rápido e intentaste ocultar tu rostro, mirando hacia el piso mientras buscabas pañuelos en tu mochila.

-¿Qué quieres?- preguntaste

-Me aburría y... oye, ¿estás llorando?-

-Que te importa- él le dio una mirada a tu cuaderno con todos los rayones que habías hecho por la frustración

-Wow, pobre hoja-exclamó él

-Cállate y déjame continuar-

-¿Continuar qué? ¿Llorar? Ay, no seas tonta, esto es fácil-

-Que lindas palabras- dijiste con sarcasmo intentando no perder la paciencia

Escuchaste la silla a tu lado moverse, él se sentó. Luego Riki tomó tus manos y las movió del cuaderno, tomó tu lápiz y habló.

-Mira- te secaste la cara mientras él explicaba el tema, había algunas veces que le pedías repetir y él lo hacía, aunque a veces hacía uno que otro comentario bromista. Él tenía el talento de explicar de un modo simple y sin que las cosas se pongan aburridas. A pesar de que Riki podía ser algo molesto realmente te ayudó a entender los ejercicios.

-Ahora entiendo, gracias- exclamaste emocionada

-De nada. Ya me voy, deberías irte también o te encerrarán aquí-

-Aún no cierran-

-Pero el tiempo pasa rápido, especialmente cuando pasas tiempo conmigo- rodaste los ojos

-Me quedaré a revisar un rato más-

-Bueno, cuídate- dijo con una sonrisa para después irse

Sin embargo, después de unos minutos Riki volvió, subiste la mirada ante el ruido de las pisadas.

-¿Olvidaste algo?-

-No, sólo quería darte algo...-

-¿Qué es?- él reveló sus manos que estaban escondidas tras su espalda y te entregó una rosa y unas papitas de tus favoritas

-Para la motivación, ¿sabes?- se notaba el nerviosismo en su voz y estaba algo sonrojado, tú seguramente estabas igual. Aunque solía hacerte bromas no lo odiabas, de hecho te caía bien, bueno a veces.

-Gracias- sonreíste mientras tomabas la flor y la olías

-Te veo mañana, descansa- te dio un corto abrazo y pudiste oler su perfume masculino que era mil veces mejor que la rosa. Te dejó sonriendo cómo tonta y pensando en si sus gestos realmente significaban lo que estabas pensando.