𝒀𝑬𝑺, 𝑨𝑵𝑫 ?; 𝐌𝐚𝐭𝐢𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐜𝐚𝐥𝐭

𝟬𝟴

Capítulo 8

"Motivos"

Mientras viajaba en el auto con Pipe, rumbo a la casa de mi hermana, no podía dejar de dar vueltas en mi mente sobre la situación con Matías. Revisé una vez más nuestro último chat, observando que le había dejado en visto y preguntándome si debía responderle o no. Dudaba si pedirle hablar o simplemente dejar las cosas como estaban, aunque mis pensamientos estaban carcomiéndome ante las fotos de ayer.

De pronto, siento el roce reconfortante de la mano de Felipe deslizándose sobre mi pierna, un gesto tan simple pero que despierta una sensación cálida en mi interior. Giro hacia él, encontrando su mirada con una sonrisa juguetona en sus labios, y no puedo evitar devolverle el gesto, complacida por su cercanía.

Mientras tanto, mi mente divaga hacia mi celular, y sin pensar demasiado, termino abriendo Instagram. Pero ahí estaba Matías otra vez. Había subido una publicación un tanto nostálgica, con fotos de sus guitarras acompañadas de un texto que me hizo recalcular por un momento. Nunca supe que Matías tocaba la guitarra, y mucho menos que había pasado algo con su papá.

El texto me tocó profundamente, y por un instante, me sentí culpable por haberme centrado tanto en mis propios problemas sin tener en cuenta los suyos. Me preguntaba si tal vez se sentía solo, o le había sucedido algo en su vida personal que desconocía. Y ahí estaba yo, ignorándolo en lugar de estar a su lado cuando más lo necesitaba.

Un sentimiento de pesar y arrepentimiento se apoderó de mí. La verdad era que me importaba mucho Matías, más de lo que estaba dispuesta a admitir, y verlo sufrir sin que yo pudiera hacer algo al respecto me llenaba de culpa. Quizás un mensaje podría ser el primer paso para reparar nuestro vínculo, para mostrarle que estaba ahí para él, que podía contar conmigo en las buenas y en las malas.

En ese momento, sentí como Pipe detuvo el auto, y pronto divisé el edificio de mi hermana. Me despedí de él con un beso en la mejilla, agradeciéndole por todo. A lo que él respondió con amabilidad, que estaba dispuesto a ayudarme en lo que necesitara. Tras despedirme, subí al departamento, donde fui recibida por Mauro. Estaba vestido como entre casa, con su característico mate en la mano. Me ofreció uno y charlamos un rato mientras buscábamos la copia de mi llave. 

Entre todas estas distracciones, el pensamiento de contactar a Matías seguía flotando en mi mente. ¿Debería escribirle? ¿Debería abrirme sobre lo que estaba pasando? Hacía días que no hablábamos, y ni siquiera sabía qué estaba ocurriendo en su vida salvo por algunas historias, y bueno, los rumores.

Si bien los celos aún persistían, debía admitir que lo extrañaba. Solo que la culpa de haber estado con Felipe también me pesaba. Sabía que Matías se había dado cuenta, y el hecho de que hubiera sentido que jugué la misma carta me hacía sentir una mala persona.

Luego de resolver algunos asuntos de trabajo, almorcé con Mauro y finalmente volví a casa después de una semana. El aroma familiar a coco y vainilla de mi hogar me envolvió al entrar, trayendo consigo una sensación de calma y serenidad. Dejé las valijas en el suelo y me dirigí directamente al baño, ansiosa por darme una ducha que me reconfortara.

El agua tibia caía sobre mi piel, relajando mis músculos y calmando mis pensamientos. Sin embargo, mientras me sumergía en la tranquilidad del momento, un pensamiento se abrió paso en mi mente y sin pensarlo dos veces, decidí actuar sobre él. Así de impulsiva era.

Tomé mi teléfono y le envié un mensaje a Matías, sintiendo una mezcla de nervios y ansiedad. No sabía si me iba a responder, pero de lo que sí estaba muy segura, es que sería un peso menos con él que cargar.