Mi cuerpo cayó al suelo antes de lo que hubiera querido, apenas sentí el tacto de Song alejarse de mí, me dejé caer hasta que mis rodillas chocaron con el piso y abracé mis brazos, hecha un ovillo en mi lugar, desee que de una vez me dejaran tranquila, deseé morirme de una maldita vez y detener estos abusos, esos abusos ¿Por qué tenían que meterse conmigo de esa forma? Nunca les hice nada, solo soy una persona que cometió un jodido error, eso no les da derecho de nada.
Intenté pensar en cosas felices, en cosas buenas, deseaba alejar esas horribles ganas de vomitar que me estaban volviendo loca, pensé en Noah, pensé en Seoull, pensé en la hermosa chica de ojos cafés que deseaba continuar viendo diario; pensé tanto en las cálidas manos de Rebecca, que una triste sonrisa apareció en mi boca, definitivamente jamás había sido más patética en mi vida.
Pasaron unos segundos en los que solo oí golpes, en realidad tampoco me importó lo suficiente como para moverme de mi lugar, estaba asustada y no dejaba de temblar, sentía a mi omega como un pequeño cachorrito presintiendo su final cerca, cuando unos brazos me tomaron y fue diferente, ese no era Song.
Esos fuertes brazos me alzaron hasta que estuve completamente parada, ni siquiera alcé la mirada, solo bastaron unos segundos para que el temor dejara de nublar mis sentidos y permitir que aquel delicioso aroma inunde mi olfato, cerré mis ojos y mis brazos rodearon la cintura de aquel firme cuerpo, mientras sus brazos hacían lo mismo conmigo, pegándome tanto a ella que pensé en lo mucho que deseaba fundirnos en una.
Mi Becky. Becky vino por mí.
Restregué mi cara contra su cuello, sin detenerme, ya no me importaba absolutamente nada más, e incluso olvidé mi nombre cuando sus labios besaron suavemente la piel de mi cuello y liberé un ronroneo, eso se sentía muy bien.
- Hueles mal.
Escuché sus dulces palabras y quise alejarme, aunque por como sus brazos me atrajeron de nuevo y soltó un ligero ronroneo, comprendí que no era que yo oliera mal, ella tenía la cabeza enterrada del mismo lado donde Song me había estado besando, obviamente no olía como normalmente debía hacerlo.
- Rebecca, yo...
- Tranquila, yo me encargo.
Aunque no comprendí a lo que se refería, mi cuerpo obedeció y me relajé en sus brazos, hasta que sentí como sus labios de nuevo tenían contacto con mi piel, al igual que la punta húmeda de su lengua pasaba por esta e incluso sus dientes rozaban mi cuello, haciéndome estremecer. Mis manos subieron hasta aferrarse a la tela de su remera, camisa, lo que fuera, apreté mis párpados cerrados y jadee una vez mordió justo en los mismos lugares donde Song anteriormente había hecho de las suyas.
- Becky... - Gemí, eran mordidas suaves, dulces, pasaba su lengua con tal cuidado que sentí me rompería ante el dulce contacto, e incluso sus finos labios buscaban llenarme de tantos besos como le fuera posible.
En ese momento desee que el mundo se detuviera, que solo fuéramos Rebecca y yo, que todo dejara de existir y vivamos este momento eterno en el que ella se estaba encargando de limpiarme, de quitarme aquel olor para impregnarme con el suyo. Y definitivamente yo prefería oler a Rebecca, amaba oler a Rebecca.
En el segundo en que giré mi rostro, observé al fin la escena que tanto había ignorado en mi ataque de pánico, Song estaba en el suelo, sin embargo ya se encontraba incorporándose, observé la línea de sangre escurriendo desde su boca, por todo su mentón, y aquellos moretones apenas rojos por todo su rostro, además de como él tenía una mano sosteniendo su costilla; los demás ya no estaban, no dudé que fueran tan cobardes para abandonar a una de los suyos ante el peligro, pero de igual forma me sorprendió lo patéticos que eran.
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The Perfect Omega Beckfreen (G!p)
RomantikCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Sarocha Chankimha tiene veinte un años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría enc...