Freen
Estaba enojada. No, enojada era poco, tenía tantas ganas de echar a Samantha de mi casa, pero aún peor que eso, me encontraba colérica por el simple hecho de no poder hacerlo, de desear tanto besarla y abrazarla para llenarme de su aroma.
Maldita omega, eres horrible y fea.
"Quiero a Rebecca. Quiero besarla."
No. ¡Cállate!
Definitivamente mi vida se resumía en una mala comedia en la cual yo tenía dos personalidades que se la vivían peleando, poco faltaba que me salga otra cabeza y sería el colmo. Solté un suspiro totalmente enojado cuando adentré a Rebecca en mi baño y cerré la puerta de un fuerte portazo, poco me importaba si mi madre se enteraba de que todo era una estúpida mentira, pero tampoco quería explorar los límites de la paciencia de un alfa, Rebecca respondería muy mal si le gritaba frente a mi madre.
- ¿Puedes decirme qué mierda te pasa? - Intenté hacer un sonido parecido a un gruñido, pero Rebecca no se inmutó en lo más mínimo. Cuando vi que ella iba a hablar, estaba segura que saldría con alguna de sus bromas tomando las cosas a la ligera, así que me adelanté. - No, espera, ¡No respondas! ¿Cómo se te ocurre hacer algo cómo eso? ¿Te das cuenta dónde te estás metiendo? Una cosa es algo nuestro que no comprendo, pero ella irá a decirle a mi padre y a sus amigas ¡Es una chismosa, Rebecca!
- ¿Algo nuestro que no comprendo? - Ella repitió esas únicas palabras, no deseaba hablar de ello con mi madre presente en la casa, pero si tanto quería hacerlo, perfecto.
- Sí, esta mierda que no entiendo.
Mis brazos se colocaron instintivamente sobre mi pecho, cruzándolos mientras daba un par de pasos hacía la pared más cercana, Rebecca no se veía amenazante, de hecho la única que soltaba un aroma lleno de enojo como una peste era yo, pero igual, algo dentro mío me mantenía alerta, nos había encerrado en una habitación y en cualquier segundo alguna parte de Rebecca podía hacer clic y enojarse.
''No quiero a mi alfa enojada.''
Joder. ¡Cállate!
Sacudí la cabeza intentando ignorar esos vagos y asustados pensamientos de mi omega, ella quería más caricias como aquellas de la sala pero primero necesitaba explicaciones, mi cabeza iba a explotar si no lo comprendía de una vez.
- ¿Qué es lo que no entiendes? Quería verte y no me llamabas, me dijiste que tu madre venía hoy y pensé que sería genial callarle la boca, tú lo dijiste ¿No?
- ¡Sí! ¡Pero no es tan fácil, idiota! Me metes en problemas ¡Te metes en problemas! ¿Qué pasará cuando ella le vaya a contar a todo el mundo? ¿Qué sucederá contigo?
- Sinceramente mientras yo no lo diga, no creo que vayan a creerle a una persona que ni siquiera conozco públicamente, ¿Sabes cuántas mujeres han inventado que tengo una relación con ellas o que esperan un hijo mío? Los medios pueden decirlo, pero no me interesa.
- De acuerdo ¡No te interesa! ¡Genial! ¡Todo solucionado entonces! - Dije con obvio sarcasmo, rodando los ojos ante su falta de seriedad ¡No era tan simple! Además... No me agradaba la idea de Rebecca negándome ante cámaras, ni siquiera me preocupaba oficialmente por todo lo que dirían en la Universidad de mí, sino... Solo no deseaba escucharla decir que no somos nada, me iba a romper por completo.
- Freen, no estés triste. - La escuché murmurar. Me olió, claro, un espacio tan cerrado era suficiente para que su nariz pudiera sentir cada una de mis fuertes y ruidosas emociones con claridad.
- ¡No es tan fácil! ¡Nada es fácil! ¡Tú no eres fácil! - Mis manos subieron a mis cabellos queriendo tirar de ellos, aunque me contuve. Yo no era la culpable, era Rebecca, solo ella y su rara forma de pensar. - Mierda, a veces quisiera entrar en tu cabeza y ver qué demonios pasa por tu cerebro cuando tienes ideas como esta. No tienes ningún derecho ¿Sabes? ¡Ninguno! De venir a mi casa y presentarte como mi alfa sin que yo supiera nada, de ponerme en esta situación frente a mi madre, ¡De hecho no tienes derecho de nada!
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The Perfect Omega Beckfreen (G!p)
RomanceCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Sarocha Chankimha tiene veinte un años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad ¿Qué alfa querría enc...