Tres

704 109 44
                                    


 

Seokjin

Verla dormir es un placer que nunca había experimentado, su pecho se mueve con la respiración lenta, sus facciones aún son un poco infantiles, ella es parecida a mi, sus ojos son un poco más grandes, pero sus labios, el color de piel, cabello y ojos son iguales a los míos. De Madeline solo saco su pequeña cara redonda y nariz afilada.

No la recordaba tan bonita.

Aunque no es como si hubiera estado mucho con ella.

Su madre no quería tener hijos desde que me case con ella lo dejo muy en claro, Juliette fue un pequeño descuido. Cuando se entero era muy tarde para que abortara, cosa que agradecí.

Y darla en adopción no sería posible, pues ella siempre vivia de lo que la gente pensara de ella, incluso el casarse con alguien diez años menor le causó una enorme ansiedad. Pero su amor por mi fue más grande que las críticas de la gente.

Cuando nació Juliette quede maravillado, era un ser humano muy parecido a mi. Se convirtió en mi pequeña princesa al instante.

Por lo que mi atención siempre estaba con mi hija. Las discusiones con Madeline por ese tema eran constantes.

Hasta que un día no la vi más en casa, vine con sus nuevos vestidos pero se la había llevado a un internado lejos de mi, y yo no podía hacer nada al respecto. Más allá que mensajes y pequeñas llamadas me mantenían en contacto.

Yo quería ir hasta ella, pero su madre nunca lo permitió.

Ahora esta aquí, en nuestra casa, al fin esta aquí.

—¿Papá?

Parpadeo un par de veces antes de abrir los ojos, se quedó mirándome un momento.

—Buen día mi niña.

—¿Sucede algo? —se sentó y tallo un poco sus ojos, solo estaba en camisón.

—Vine a despertarte para que desayunaras, pero me quedé un momento observándote, no puedo creer todo lo que has crecido.

—Siento que no he cambiado tanto.

—Te equivocas —le acomode el cabello y me levante —anda lava tu rostro y baja a desayunar.

Se estiro y salió de la cama, no pude evitar ver sus muslos desnudos y la manera en que la tela del camisón se ajustaba a su cuerpo.

—¿Juliette? —me observo —¿puedo tener un beso de buenos días?

Asintió  y me acerque,  beso mi mejilla.

—¿Puedo darte otro?

—Si.

Pero esta vez gire mi rostro y sus labios  se juntaron con los míos, creía que se movería, pero solo espero, sentí una emoción enorme.

—Abre los labios para papi….

Dad (K.S.J +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora