Capitulo 3

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*Michael*

Todavía estoy entre sus piernas saboreando todos sus fluidos, escucho cómo gime e intenta cerrar las piernas, pero no lo permito. Me detengo y subo la mirada para observarla, tiene las mejillas y el pecho rojo, me mira con vergüenza, pero veo que se le pasa rápido.

-Es el mejor sexo oral que me han dado en diez años Michael. - dice mordiéndose el labio.

Subo hacia ella y la beso, me encantan sus labios carnosos y suaves. Mientras nos besamos me quita todo lo que me queda de ropa. Hace que me siente en el borde de la cama e inmediatamente se arrodilla, toma mi pene con las dos manos, lo escupe, lo lambe y me mira para luego chuparlo y meterlo hasta la garganta.

-Ahhh- gimo grueso cerrando los ojos y tirando la cabeza hacia atrás al sentir aquella sensación de placer, la tomo por el pelo y presiono su cabeza hacia abajo haciendo que le dé una arqueada, comienzo a follarme su boca, estrecha y caliente dando estocadas lentas pero profundas.

La alejo de mi erección no porque no me guste lo que está haciendo sino al revés porque casi termino en su boca y todavía no quiero que eso ocurra, quiero tenerla, poseerla, sentirla y hasta que no lo haga trataré de no venirme.

Me coloco el preservativo y la tomo por las nalgas, la subo y hago que me rodee con sus piernas mi cintura dejando así su vagina expuesta para mí, la llevo hacia la pared y comienzo a rosar mi pene en su entrada, ella gime y va dejando besos húmedos en mi cuello.

-Mételo ya Michael. - suplica moviendo las caderas con desesperación, si ella supiera que soy yo el que anhela sentir cada parte de su cuerpo con unas ansias que jamás había sentido y por tal razón quiero disfrutar el momento.

Voy penetrándola poco a poco y me asombra sentir lo estrecha que está, escuchar sus gemidos de placer y dolor me sorprende aún más.

-Definitivamente no eres virgen, pero porqué te sientes cómo si lo fueras, nena? -pregunto en su cuello comenzando estocadas más rápidas.

-Ayy-gime tirando la cabeza hacia atrás. -Hace más de un año que no tengo relaciones. Y Dios mío... que rico se siente - Gime alto y me aprieta la nuca haciéndome gemir a mí.

-Nena no voy a querer salir de aquí nunca, esto se siente cómo algo mío, solo mío. - mis estocadas se vuelven más rápidas y solidas mientras la escucho gritar de placer.

Había quedado con Joseph que cómo de costumbre compartiríamos a Keila si se nos daba la oportunidad de estar con ella, pero eso cambió al sentirla, cambió cuando probé su sabor, inhalé su olor y sentí cómo iba abriendo camino en su estrecha vagina al hacerla mía. ¿Cómo puñeta le voy a decir que la quiero solo para mí cuando eso en 15 años de amistad jamás ha ocurrido?

Ella me toma por el pelo y pega su frente a la mía -Me voy a correr de nuevo Michael, córrete conmigo- me atrae hacia ella y me besa con tanta pasión y necesidad que no puedo evitar gemir grueso en su boca mientras me corro dentro de ella. Siento como su vagina se contrae varias veces apretando aún más mi pene y la escucho gemir después de mí.

La acuesto en la cama, ella acomoda su cabeza encima de la almohada y toma un peluche y lo abraza. Me quedo un tiempo mirándola a lo que nuestras respiraciones se estabilizan, cuando nota mi mirada...

-Tengo mucho sueño y estoy muy cansada, no juzgues mi falta de resistencia por favor. - susurra mientras se le cierran los ojos.
Me acuesto a su lado y la abrazo quedando en posición cucharita y coloco mi cara en su cuello.

-Jamás lo haría, al que si juzgo es al que no aprovechó el poder tocarte por más de un año. Podría hacerte mía a todas horas nena. - le doy un beso en el cuello. Ella se ríe por el acto.

Una semana o toda la vida? (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora