13: Impuro.

140 20 2
                                    


Al despertar observa a Wen Chao sentado en la gran silla dorada manchada de sangre, hay una gran cantidad de discípulos Wen en toda la sala, la cual está sellada. Jiang Wanyin se siente a morir, su cuerpo pesa, incapaz de mantenerse así mismo. ¿Los golpes fueron capaz de destrozarlo por completo? Claro, ahora sin un núcleo, hasta el insignificante toque de un cultivador lo puede herir con facilidad.

¿Por qué sigue con vida? A esas alturas ya no tiene nada que ofrecer, con el pulgar acaricia en donde debe estar zidian, sin éxito. Recuerda que zidian se le fue arrebatado al ser captura, así evitaban que activara su poder.

Eso no evita que su mirada se llene de espanto cuando ve a Wen Chao jugar con la reliquia familiar Yu.

—¡Devuélvelo! —Su cuerpo es pisado, manteniéndolo acostado en el suelo. Cómo un perro lamiendo el piso para su amo.

—Jiang Wanyin, ¿aún tienes fuerza suficiente para pelear? —Wen Chao se burla, disfrutando la humillante escena—. Hagan lo que quieran con él.

Los soldados ríen, Jiang Wanyin se remueve, dispuesto a luchar.

Varias manos tocan su cuerpo, quitando las túnicas bañadas por su sangre.

—¡Por favor no! —Su garganta arde, tal vez por los gritos que ha soltado durante todo el castigo o por tratar de no vomitar.

Wen Chao se acerca, y le patea el rostro. —¿Sabes? Posees la belleza de tu madre, es algo que no se debe ignorar. ¡Y mis preciados soldados merecen diversión!

La puerta se abre, dos discípulos ingresan cargando algo entre sus manos. Jiang Wanyin aprovecha la pequeña oportunidad y patea a un soldado. El cadáver de Jiang Fengmian es tirado sobre su hijo.

—¡Que el líder Jiang vea en lo que se convierte el querido heredero de Lotus Pier!

Tose sangre, ¿Cuántas veces lo ha hecho ya?, su deplorable aspecto causa pena a cualquiera que lo observara. Grita nuevamente por el dolor, alguien ha penetrado con fuerza, desgarrando su interior.



¡Aléjate! Despierta cubierto de sudor, la fina sábana que no cubría es arrojada al suelo.

Wei Wuxian corre hasta estar junto a cama. —¡A-cheng! ¿Qué ocurre? ¡Tuviste una pesadilla? —Preocupado, acerca su mano a la frente del menor, recibiendo un suave manotazo.

—¡No me toques! —Se aleja, apegándose a la pared.

Wei Wuxian suspira derrotado, no deseando incomodar, mantiene su distancia. Wen Ning ingresa alegre a la habitación, en unas manos carga una bandeja con medicinas.

—Joven Wei, traje lo que me pidió.

Jiang Wanyin parece analizarlo, su mirada queda fija en las túnicas que porta, llamas rojas como el fuego, Qishan Wen. Se levanta a prisa de la cama empujando lejos a Wen Ning.

—¡Tú eres uno de ellos! ¡Aléjate, vete de aquí! —Grita desesperado, no soporta la idea de ver algo relacionado a la Secta Wen.

—A-cheng, cálmate. Él solo ha traído medicamentos...

Jiang Wanyin lo confronta. —¿¡Acaso te has aliado con los Wen!? ¡La Secta Wen es nuestra enemiga! ¿Tan poco te ha durado el respeto a nuestra Secta que prefieres traicionarnos a la primera?

No volvería a caer en manos de los Wen, moriría antes de volver a hacerlo.

El escándalo es demasiado grande, llamarían la atención de cualquiera. Wen Qing entra, aprovecha el descuido del Jiang y le tira una aguja, haciéndolo caer inconsciente en los brazos de Wei Wuxian.

Lo vuelven a recostar en la cama, Wen Qing limpia la sangre del cuerpo del joven con ayuda de su hermano, llegando a la suposición de que los látigos fueron repartidos por todo su cuerpo, sin tener compasión alguna. Lo hacen vestir unas túnicas moradas con negro, quemaron las túnicas que traía puestas al llegar.

Dejan toda la medicina necesaria para cuando despierte, ellos no volverían a estar presentes hasta que Jiang Wanyin deje de verlos como enemigos, Wei Wuxian será quien esté al pendiente de todo.

Todo se encuentra oscuro, el piso frío y olor a sangre es lo que puede sentir antes de volver a desmayarse.

Abre los ojos despacio, no se mueve, siquiera habla, su mirada está perdida en algún punto del techo en la habitación. El aroma a sopa de loto hace que mire al centro, Jiang Yanli y Wei Wuxian lo observan atentos.

—A-cheng, has despertado. —Tan dulce y amble como siempre—. Traje tu sopa favorita, come junto a A-xian.

Jiang Wanyin no responde, vuelve a mirar el techo. No soporta ver sus caras cuando ha perdido la dignidad.

—Shijie, yo me encargaré de que coma. Ve a descansar. —Era incierto, pero le hicieron prometer cuidarlos, y eso haría sin importar qué.

Jiang Yanli suspira rendida, odia estar enferma cuando sus hermanos están pasando mayores tribulaciones. Sin protestar, se marcha de la habitación.

Wei Wuxian vuelve a acercarse a la cama. —A-cheng. ¿Tienes sed? ¿hambre?

No hay respuesta.

—A-cheng, ¿me escuchas?

No obtiene respuesta, solo un golpecito en su pecho. Wei Wuxian está confundido por las reacciones de Jiang Wanyin.

—¿Lo sentiste?

—¿Sentir qué? —Pregunta con cautela.

—El golpe, ¿lo sentiste? —Hay una sonrisa en el rostro de Jiang Wanyin.

—¿Uh? No has usado tu energía espiritual...

—Lo hice. —Levanta su temblorosa mano, Wei Wuxian tiene una mirada asustada—. Usé toda mi energía espiritual en ese golpe, dime, ¿lo sentiste?

—Puedes golpear otra vez.

—No, no importa cuántas veces lo haga. —Su mano se hace puño—. Siempre tendrá el mismo resultado. Wei Wuxian, ¿sabes por qué le llaman la mano derrite núcleos?

Todo parece encajar, la reacción asustada al ver a Wen Ning. No, al ver las prendas de Qishan Wen.

—Cuando su mano toca tu pecho, destruye tu núcleo y es imposible volver a formar uno nuevo. —Ríe amargamente con fuerza—. ¿Venganza? ¿Cómo me vengaré de ellos sin mi núcleo dorado?

Wei Wuxian no sabe que decir, esa noticia fue inesperada.

—¿Por qué me salvaste? ¿Por qué no me dejaste morir? —Él no tiene que saber todo lo que ocurrió con los Wen, con quitar su frustración por su núcleo basta.

—A-cheng...

—¿Qué sentido tiene ahora? Dime, Wei Wuxian, seré una burla para todo el mundo del cultivo. —No se atreve a mirarlo—. Vete.

—Debes comer, hablaremos de eso luego. —Intenta negociar.

—¡Vete! ¡necesito estar solo!

Wei Wuxian sabe que si sigue insistiendo solo causará más hostilidad. —Volveré pronto.

Al ser abrazado por la soledad de la habitación, Jiang Wanyin llora. Detesta su cuerpo, detesta estar con el dolor presente, detesta cerrar los ojos y volver a la misma pesadilla una y otra vez.








Piupiu.

Gracias por el apoyo al FF.  

La teoría de la felicidad | MDZS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora