23: El sufrimiento ante la pérdida.

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La Secta Wen fue derrotada.

Jiang Wanyin no volvió a usar a Subian.

Wei Wuxian abandonó Lotus Pier.

Todas las Sectas piden amuleto mágico que Wei Wuxian comenzó a crear durante su desaparición.

Jiang Wanyin no puede hacer más que escuchar las barbaridades de cada líder, detestando su actual posición.

¿Qué puede hacer Jiang Wanyin? Tiene diecisiete años, tomó el cargo de líder a temprana edad. Es un adolescente agobiado por la presión de ser el mejor y más fuerte.

La última conferencia no salió del todo bien, las acusaciones incrementaron y una joven discípula de la secta Jin desertó. Él la conocía, era Luo Qingyang, aquella con la cual alguna vez convivió tras su escape de la Secta Wen.

Lan Wangji fue con ella, y él tuvo que prometer ante todos los líderes que haría reflexionar a Wei Wuxian.

Ahora está frente a los temidos túmulos funerarios, en donde, a palabras de Jin Guangshan; hay temibles soldados dispuestos a matar a cualquiera que se atravesara en su camino.

Siente una bruma de emociones golpearlo con fuerza, detesta sentirse así, pero no puede evitarlo. Ya no se reúne con Lan Xichen, dejó de comer seguido la sopa de loto de su jiejie, ahora está completando papeleo, reuniendo discípulos, reconstruyendo la Secta, y evitando que el mundo de cultivo asesine a Wei Wuxian injustificadamente.

Quiere regresar en el tiempo, evitar las desgracias ocurridas, seguir siendo un ignorante en la vida. Cumplir diecisiete fue firmar un contrato de dolor, sometiéndose ante otros y olvidándose de si mismo.

No volvió a refutar ante los grandes líderes, solo los convence de tomar otras medidas. Al inicio lo hacía, expresaba sus verdaderas opiniones, restándole importancia a los demás. Era así hasta que la Secta Yao junto a otras dos sectas comenzaron a protestar ante sus ideales infantiles.

Fue ridículamente regañado por la Secta Jin, la líder de todas las Sectas.

Toda esa discusión fue originada porque pensaban que Wei Wuxian manipulaba a su antojo al líder de Secta Jiang y a HanGuang-Jun.

Jiang Wanyin suspira frustrado, adentrándose al bosque. Cadáveres rodean los árboles muertos, distintos cuervos se posan en las ramas, observándole fijamente.

Al estar en el centro observa a distintos ancianos cultivar la tierra, entre todos se ayudaban mutuamente. Siente un golpe en su pierna derecha, al mirarla, nota al niño no mayor de cinco años moverse de un lado a otro sonriente.

Una mueca se forma en el rostro de Jiang Wanyin.

—Suéltame.

Intenta pedir la manera más calmada posible, fallando. El niño se ha puesto a llorar.

Wei Wuxian aparece riendo por la pequeña escena, junto a él hay una anciana que extiende sus brazos para que el pequeño la abrace y deje de llorar.

—Jiang Cheng, veo que aún posees tu encanto con los niños. —Se burla Wei Wuxian.

Jiang Wanyin se cruza de brazos. —Deberías enseñarle a no colgarse en las piernas de cualquiera.

—Claro, claro. Venga, debemos ir a un lugar privado para hablar.

Ambos van hacía una gran cueva, Jiang Wanyin no duda en pensar sobre las malas condiciones del lugar, pensando en como convencer a Wei Wuxian de volver a Muelle de loto.

Wen Qing se atraviesa en su delante, protegiendo a quien parece ser Wen Ning.

—No le hará nada. —Dice Wei Wuxian tranquilo.

Wen Qing los observa dudosa. —Wen Ning es inocente, no ha cometido ninguna atrocidad en toda su vida.

—Solo estoy aquí para hablar con Wei Wuxian, señorita Wen.

Wen Qing se marcha, decidiendo confiar en ambos varones.

Wei Wuxian parece emocionado, contando como ha logrado retener la conciencia y alma de Wen Ning, para así traerlo a la vida.

—Basta, deja esto. —Interrumpe agobiado el líder de Secta—. Deten esta locura, regresa a casa. Jiejie te espera.

—No puedo dejarlos, no sobrevivirían sin mi. —Wei Wuxian en ningún momento deja de sonreir, pero en su mirada se nota la tristeza—. Ellos me necesitan, A-cheng.

—La Secta Jin piensa que son un ejercito que busca matar.

Wei Wuxian ríe con fuerza.

—Son solo ancianos y niños que buscan sobrevivir.

Jiang Wanyin está de acuerdo, son sólo un pequeño grupo de personas que aceptó su destino y busca vivir tranquilamente.

—La Secta Jiang está siendo juzgada, debes regresar y entregar el sello de tigre estigio.

Jiang Wanyin comprende su deseo de ayudar, pero debe pensar en su Secta, su familia. Sus prioridades deben ser solo ellos.

—Si les he traído problemas solo dí que deserté, que ya no pertenezco a la Secta Yunmeng Jiang. —Dice Wei Wuxian, dándole la espalda—. A partir de ahora, todo lo que hago no podrá ser relacionado a la Secta Yunmeng Jiang.

—¡Wei Wuxian!

—¡Jiang Wanyin comprende! ¡No abandonaré a nadie!

No sabe lo que siente, pero su pecho duele con fuerza. En cualquier momento puede quebrarse, destruyéndose aún más.

—Vendré de nuevo, no importa cuanto me tome.

Sin esperar más, se marcha con prisa de los túmulos funerarios.

Pequeñas y traicioneras lágrimas se escabullen, las limpia antes de unirse a su séquito.

No informaría de esta reunión a las demás Sectas, solo quedaría como una pequeña visita de familia.

Como el dolor de una puñalada, quizá sea lo mejor para comparar.






Cuando regresó a los túmulos funerarios, no esperaba que todo terminara mal.

Jiang Wanyin aprendió sobre talismanes, magia oscura, así podría defenderse sin la necesidad de una espada. Pero no pensaba que la primera persona en ser el sujeto de prueba sería Wei Wuxian.

Fue aquel día en donde se vio en la obligación de declarar ante el mundo de cultivo que Wei Wuxian ya no forma parte de la Secta Yunmeng Jiang. 

La teoría de la felicidad | MDZS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora