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A los 10 años cambiaron a Max a la misma escuela que Sergio, dónde amplió más su círculo de amigos conociendo a Lando Norris y Daniel Riccardo dos niños de 9 y 10 años con los que conectó muy bien, su mejor amigo Checo estaba muy feliz de que dejará de ser tímido y reservado. Ahora ya no tenía solo dos amigos, tenía cuatro.

Los grupos de ambos se fusionaron a la perfección, salían a todos lados juntos incluyendo al amigo de la otra escuela del neerlandés, Charles.

Esa noche los cachorros decidieron hacer una pijamada en la casa de su amigo Lance, lo habían planeado muy bien ya que sus padres tenían que salir a un concierto, sus pequeñas e inocentes mentes creyeron que los iban a dejar solos e iban a tener la enorme casa para ellos, eso significaba jugar en el Play toda la noche, no dormír, comer dulces por montones, ver películas que sus padres les prohibían mirar, lanzarse desde la increíbles escaleras de caracol en un colchón con cascos, nadar en la alberca de noche, jugar a las escondidas en el enorme laberinto del jardín.

Que equivocados estaban.

– muy bien cachorros – el adolescente les apagó la consola – hora de dormir.

Los niños se quejaron con las bocas llenas de helado por haberlos interrumpido a media partida.

Los dejaron a cargo del niñero personal de Lance, Fernando Alonso, un omega con aroma a piña y frambuesa, a los cachorros les gustaba su aroma exepto a Carlos, él odiaba la piña.

– sin reproches niños, a la cama – señaló las escaleras.

– ¡Pero son las 10! – abogo Lewis negándose a soltar el control remoto – estaba a punto de ganar por octava vez.

– los adultos me dijeron que hora de dormir es a las 8, los dejé jugar con la consola más de lo que debían ¡Andando cachorros! – usó su voz de mando de manera suave.

– odio cuando hacen eso – Lando refunfuñó.

– mi mami siempre lo hace – Charles fue quién le siguió.

Los 8 niños comenzaron a recoger sus cosas, excepto Lance, quién miraba al omega con ojos brillosos y una enorme sonrisa.

– ¿Que sucede Lance?

– vas a ser mi omega – aseguró.

– no otra vez... – negó con la cabeza.

– te convengo Nano, soy rico y estoy seguro qué seré muy guapo, mucho más guapo que Mark, el ya es muy viejo para tí, en cambio yo soy joven – dijo lo último con desprecio.

– anda – acarició su cabello – ve a recojer – ignoró lo que el niño dijo de su novio.

Los niños terminaron de recoger y fueron subiendo de uno en uno murmurando un “buenas noches” al omega. Un curioso Max Wolff se acerca a un enamorado Lance Stroll.

– ¿Por qué dijiste que iba a ser tu omega?

– Fernando será mi omega, yo lo se – aseguró – solo tengo que esperar a crecer.

La mirada de Max se clavó en Checo quién se estaba acomodando pará dormir junto a Lewis y Charles.

– ¿Y sí eres omega? – regresó al multimillonario niño.

– no, tengo que ser alfa – soltó un gruñido – Nano tiene que ser mío, Mark siempre lo hace llorar, yo jamás haré eso

– ¿Llorar?

Lance asistió.

– él es malo, a veces lo trae a casa y siempre los escucho pelear – hace un puchero – cuándo se va siempre lo veo llorar.

My Very First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora