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Los rayos de sol se filtraban a través de los frondosos altos árboles, bañando el claro donde se encontraban todos los jóvenes que decidieron pasar su verano rodeados de la naturaleza, lejos del caos de la ciudad.

Algunos chicos habían decidido montar una red entre dos troncos para jugar al vóleibol. Cerca del arroyo, un par de amigos habían sacado sus sillas plegables y se encontraban absortos leyendo libros, disfrutando de la tranquilidad y la sombra que les brindaban los árboles. Otros, más aventureros, habían salido a explorar los senderos del bosque, equipados con mochilas y botas de excursión.

Como lo eran del grupo de Sergio explorando la naturaleza que los rodeaba. Caminaban enérgicamente, deteniéndose de vez en cuando para admirar las vistas panorámicas de las montañas o refrescarse en los arroyos cristalinos en dónde Lance quiso orinar justamente cuándo un grupo de omegas iba pasando por ahí y sus amigos en lugar de cubrirlo comenzaron a gritar de la risa.

– mierda debí haber traído una cámara – Lewis abrazo su estómago sin contener la risa.

– me encantó la chica que dijo "No tiene nada que mostrar" – Sergio abrazo a Nico tratando de calmarse. Nico lo abrazó de vuelta.

Carlos y Mick no pudieron evitar estallar en carcajadas al revivir aquel momento. Riendo a más no poder, se dejaron caer de espaldas al suelo, agarrándose el estómago.

– a veces me pregunto, sí son mis amigos o mis haters... – murmuró apenado.

En la orilla del arroyo, algunas chicas se habían reunido para pintar acuarelas. Varios se metieron en el agua, chapoteando y salpicándose entre risas. Otros preferían mantenerse a la orilla, con los pies sumergidos, disfrutando de la tranquilidad del entorno natural.

El grupo de Max, organizaron un partido improvisado de americano en el agua.

Entre salpicaduras y risas, se dividieron en dos equipos junto a otros chicos que pasaban por ahí queriéndose unir al juego y comenzaron a lanzarse el balón entre ellos, nadando y tratando de anotar puntos. En un momento dado, Daniel, se acercó a Max y accidentalmente rozó su brazo al pasar a su lado, el neerlandés fue tacleado por otro chico y ambos cayeron al agua.

Siguieron jugando hasta que Daniel le hizo un pase particularmente bueno a Max, quien lo atrapó con destreza.

– ¡Vaya, eres realmente bueno atrapando! Tienes unas manos hábiles – comentó, mirándolo de una manera sugerente.

– ¡Gracias! Ese pase fue increíble

Lo interpretó como un cumplido a su habilidad en el juego

Bufó.

En otra jugada, Daniel tropezó cerca de Max, abrazándose de el brevemente para no caerse.

– cuidado, el agua dificulta mas el juego – el rubio le palmeó la espalda

En una pausa, le ofreció un trago de su botella, ocasionando que sus dedos se rozaran intencionadamente al pasársela.

– toma, debes estar sediento después de jugar tan bien

– me leíste la mente.

Se acercó a Max y le ofreció ayudarlo a recolocar su traje de baño, que se había movido un poco.

– déjame arreglarlo un poco, no querrás que se te caiga, ¿verdad? – dijo acercando sus manos al traje de Max.

Sin embargo, el neerlandés lo detuvo amablemente.

– no te preocupes, yo puedo con esto. Pero gracias por el ofrecimiento – respondió, ajeno.

El juego había concluido. Perdieron gracias a que a Daniel se le caía el balón, Lando y Charles lo acusaban de hacerlo a propósito. Mientras se secaban después del juego, el australiano volvió a acercarse a su mejor amigo.

My Very First LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora