A los 13 años Max ya había llevado al equipo al campeonato tres veces seguidas, el equipo comenzaba a hacerse popular en otras escuelas, sobre todo ese niño rubio de carácter duro y de mal temperamento. El neerlandés comenzó a ganar popularidad todos querían ser su amigo y sentarse con él en el recreo. Pero a él no le importaba, las ganas de ganar siempre eran más grandes.
Y estar con Sergio. Esa era su prioridad.
Aunque comenzó a sentir incomodidad en su pecho cuando otros niños se acercaban a él sobre todo Lewis, odia a ese niño perfecto amante del americano siempre quería la atención de Sergio en él y no le gustaba
– Max – Checo lo llamó – perdiste.
Señaló la televisión. Habían estado jugando a Mortal Kombat un regalo por parte del padre de Max, Toto, ya que Antonio y Christian decían que era demasiado violento para un par de cachorros de 13 años.
– ¿Estás bien? Has estado distraído desde que salimos de la escuela.
– ¿Te gusta Hamilton? – preguntó sin rodeos.
– ¿Qué?
– Lewis ¿Te gusta?
– ¿Importa?
– mucho.
– bueno... Es muy lindo pero-
– ¿¡Qué!? – le va a dar un ataque.
– no, Max, no me gusta, es lindo pero solo eso – lo tranquilizó
Max soltó un suspiro aliviado.
– ¿Y Carlos? – continúo.
– ay por favor, se le nota que babea por Charles ¿Por qué tanto interés?
– curiosidad – se encogió de hombros. Sergio abrió la boca – solo eso Checo, no hay más.
Sergio asistió. El teléfono de Max comenzó a sonar de manera insistente.
– te llaman.
– es solo la fiesta de Daniel en la noche para celebrar que pasamos a semifinales – le restó importancia.
– ¿Fiesta?
– si ¿No te invitó? – negó – tal vez lo olvidó, ven conmigo.
– no, está bien – hizo un ademán sin importancia.
Aunque por dentro le dolió que su “amigo” no lo haya invitado. Max lo notó.
– entonces yo no voy.
– no, Max, ve de verdad, está bien.
– no te dejaré solo.
– d-de todos modos... Yo estoy ocupado con mis clases de francés.
– Checo...
– ve.
Max se acercó a abrazarlo y besó su mejilla.
– ven conmigo, no le molestará.
Sergio no respondió. Max siguió dejando besitos por todo su rostro hasta finalizar con sus labios, dejando un corto beso.
– te quiero Checo, eres mi mejor amigo.
– también te quiero Maxie.
– chicos – Horner se asomó a la habitación – ¿Quieren ir a cenar?
Sergio se alarmó y miró el reloj. Rayos, su padre llegaba en unos minutos.
– ¡No gracias! – se levantó despidiendose de ambos saliendo de la casa.
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My Very First Love
FantasyMax y Sergio eran dos niños inseparables desde que tenían 4 años cuando el mexicano se mudo al vecindario y se convirtieron en los mejores amigos. A medida que crecían, su amistad se fue transformando poco a poco en un amor profundo e inocente. Comp...