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If you like your coffe hot, Let me be your coffe pott.
You call the shots, babe.

I just wanna be yours. ♡

El día de hoy hacía mucho frío

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El día de hoy hacía mucho frío.

Tener qué levantarse temprano para ir al colegio, era una de las cosas qué más odiaba Nakahara Chuuya. Y más aún cuándo hacía tanto frío. Tanto qué calaba sus huesos, cómo el día de hoy.

Repudiaba el hecho de dejar aquella comodidad qué tenía en el calor de su habitación, sobre su cómoda cama, la cual lo abrigaba de una manera tan espléndida, qué lo hacía sonreír.

El hecho de tener qué abandonar su comodidad, lo fastidiaba con demasía. ¿Cuál era la necesidad de ir al colegio tan temprano?

Realmente odiaba el frío, odiaba tener qué abrigarse y parecer una pelota por la cantidad de prendas qué se ponía. El omega debió suponer qué eso lo sacó de su padre Arthur Rimbaud. Rió algo enternecido por el recuerdo qué vino inmediatamente a su mente, visualizando a uno de sus padres siendo siempre tan friolento.

Luego de un par de minutos, donde la alarma había sonado sin parar, Chuuya decidió levantarse de una vez por todas. Al poner un pie fuera de su cama, se quejó, soltando un suspiro de fastidio al sentir el frío recorrer todo su cuerpo.

Inmediatamente empezó a sentir escalofríos, era realmente poco resistente a este tipo de clima.

Finalmente, luego de quedarse unos segundos más sobre su cama, con un pie fuera, y para rematar, mirando un zapato. Tomó toda la fuerza de voluntad qué pudo reunir, levantándose así completamente.

Lo primero qué hizó fué agarrar su celular, dejándole unos dulces mensajes de Buenos días a su enamorado, para luego dirigirse al baño y hacer el típico ritual de higiene personal qué hacía cada día. Ya saben, lo típico; Lavarse los dientes, la cara, etc.

Después de eso, se dispuso a ponerse su uniforme, pero realmente no tenía ganas de irse con eso, menos con ese frío qué lo estaba torturando. Así qué prefirió utilizar el buzo, seguramente lo abrigaría más, y lo haría sentir más cómodo a la hora de prácticar deporte o correr.

Al ser una persona qué estaba en constante movimiento, realmente el buzo le facilitaba la vida, otorgándole más bienestar.

Y bueno, el pelirrojo ordenó su habitación, para luego bajar a desayunar. Simplemente se preparó un té. Uno de aquellos que su hermana conservaba con ahínco y guardaba muy bien, ya qué adoraba tales infusiones. También se hizo un pan.

Su temperatura corporal ya estaba medianamente bien, al estar aún en su casa, el frío no se sentía tanto, pero aún así el pelirrojo estaba tiritando cómo un loco.

Al terminar de desayunar, el pecoso suspiró, mientras encendía la pantalla de su celular para revisar si tenía algún mensaje de su precioso niño, pero cómo era de esperarse, no había nada.

Mi alfa |Soukoku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora