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And it’s hard to keep my cool, when other bitches tryna get with my dude.

Dazai siempre fué un chico despreocupado

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Dazai siempre fué un chico despreocupado. Nunca se interesó demasiado por los sentimientos de los bonitos omegas, betas y alfas que revoloteaban a su alrededor.

Él era arisco, disfrutaba explorando su sexualidad, y manteniendo vínculos carnales sin compromiso. Es por eso que jamás se vió involucrado en una relación de larga duración, puesto que éstas acababan al instante, gracias a su apatía y desconsideración.

Pero él era así. Deliberado y apático, un fiel seguidor de la promiscuidad; Sus deseos los indagaba y los plasmaba en la piel de sus dulces acompañantes, cómo si de un artista se tratara. Guiando el pincel y estructurando una obra de arte condescendiente para el público y su visualización deteriorada.

El arte de explorar, de conocer, y de experimentar.

Dazai disfrutaba del libre albedrío, las ataduras de una relación no entraban en sus planes. Era feliz recorriendo diversos cuerpos, llenos de diferencias fascinantes y atrapantes. Cada uno con una característica única y seductora capaz de satisfacer sus necesidades carnales.

Eso era así, hasta que conoció a Fedya.

Un omega poco común, con unos ojos atrapantes que te incitaban a pecar. Y es que, si pudiera describirlo en una sola palabra, sería sin lugar a dudas, único. Porque jamás había conocido a un chico tan extraño y familiar cómo él.

Su expresión melancólica y profunda había logrado socavar su interior de una manera inexplicable. Indudablemente, el ruso tenía una fachada enigmática que lograba acaparar toda la atención de Dazai. Y eso, era algo prácticamente imposible.

Fyodor Dostoyevski tenía un aura imponente, su mirada era intensa y penetrante. Es por eso, que al momento de hacer contacto visual con Osamu, ambos lograron reflejar la aguda percepción que tenían del mundo.

Poco a poco se iban acercando, las conversaciones se iban instalando, y la comodidad era inefable. El castaño se acercó primero, y la conversación nació sin complejos. Fyodor se sonrojo por completo, y Dazai cayó sin pretexto.

Se entendían mutuamente, y era increíble. Las palabras no hacían falta, puesto que con pequeñas acciones, se lo decían todo. Fyodor era un omega impredecible, pero el amor que empezó a sentir por el alfa, era innegable.

Lo que sentían era creativo, era nuevo, era simultáneo y poco comprensible. Dazai nunca había sentido algo cómo eso, era algo completamente desconocido.

Mi alfa |Soukoku|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora