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➷ Chuuya ha estado completamente enamorado de Osamu desde qué tiene memoria, haría hasta lo imposible para lograr ser el omega de éste. Sin embargo parece ser qué Dazai no tiene ni el mínimo interés en él. Chuuya está desesperado, lo único q...
Oh, My Baby, baby I love you more than I can tell. I Don't think I Can live without you. And I Know that i never will.
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Aquellas gélidas hábiles, delineaban aquel cuerpo, con ímpetu y experiencia. Vislumbrando cierta impotencia y una evidente negativa, a la hora de ser dulce y gentil.
Los gemidos y quejidos se oían por toda la habitación, siendo acompañados además, de lágrimas y súplicas sumamente incontrolables. El ambiente era caliente y húmedo, por lo qué los sonidos obscenos no eran de esperarse.
La respiración de ambos era irregular, y las manos inquietas eran incapaces de mantenerse inmóviles, el calor los consumió simultáneamente, y el destino se encargó de continuar el proceso que ya estaba predestinado.
Chuuya sentía el éxtasis recorrer sus venas, devorando cada parte de su ser, y adueñandose de todos sus sentidos. La sensación era completamente nueva, y no pudo evitar pensar, que todo lo malo ya había pasado.
Está aquí, con Dazai Osamu, el amor de su vida, su todo.
Pero no todo es color de rosa, puesto que su alfa no parece tener ni el mínimo interés en besarlo, o en tratarlo amorosamente, y eso le duele, le duele mucho.
Osamu se concentra en tocar su cuerpo, de forma descuidada y tosca. No posa sus preciosos labios sobre la piel expuesta, sino que se limita a tocar sus puntos sensibles deliberadamente, sin cuidado, sin amor.
Y los ojos del pelirrojo lagrimean, porque el anhela esto, pero lo añora de otra manera. Desea profundamente compartir besos apacibles con su alfa, quiere que el choque entre sus labios sea dulce y suave, como una melodía única, completamente especial.
También ansía poder marcar la piel de su contrario, dejar marcas y besos apasionados sobre su precioso cuerpo. Quiere que las vendas que envuelven su oasis, lo abandonen indefinidamente, para así, lograr contemplar cada rastro de dolor y atisbo de sufrimiento que acompaña a su chico.
De verdad ansía poder compartir un acuerdo tácito entre ambos. Poder contemplar un susurro dulce y delicado de labios que se encuentran, un cruce de mundos en dónde el tiempo ya no siga su curso habitual, si no que se paralice cómo una danza silenciosa de dos almas oscuras que se entrelazan y se acercan tímidamente.
Chuuya implora fervientemente muchas cosas, y son tantos sus anhelos, que se desespera demasiado al no poder llevarlos a cabo. Aspira poder algún día besar aquellas cicatrices que tanto se esmera en ocultar el castaño, para así demostrarle que le pertenece en cuerpo y alma.
No recuerda exactamente en que momento perdió el hilo de los acontecimientos, pero logra sentir cómo su parte inferior se humedece, y su corazón late con añoranza. Su alfa está completamente excitado, sus pupilas están dilatadas, y su bonito rostro da lugar a un sofisticado sonrojo que consigue revólver fervientemente las alocadas mariposas que se encuentran en su estómago.
